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viernes, 13 de marzo de 2009
La Palabra Diaria Para esta Semana 9 -15 Marzo 2009
9 de marzo del 2009
Doy generosamente, con todo mi corazón.
Dar
El bien que ofrezco a otros mejora sus vidas. Contribuyo con mi energía para beneficiar tanto a conocidos como a desconocidos. Al servirles de ayuda, honro al Cristo en mí y en ellos.
Cuando doy de mí mismo, expreso consideración y generosidad. Algunos de los modos en que sirvo a mi familia y a las organizaciones a las cuales pertenezco, son tradicionales. Las relaciones personales y las creencias que se comparten son honradas como valores familiares y espirituales y la prácticas culturales son celebradas.
También reflexiono sobre cómo puedo marcar una pauta positiva e innovadora en las vidas de otros. Soy bendecido cada vez que doy generosamente de corazón.
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Se le dio el libro del profeta Isaías.”—Lucas 4:16-17
Vivo en un mundo de abundancia y confío en Dios para que revele mi bien.
Prosperidad
Al enfrentar un desafío económico como la pérdida de un trabajo o una necesidad financiera inesperada, no pierdo el tiempo pensando en la escasez. Voy a la corriente creativa de la abundancia de Dios para seguir adelante y comprender mi potencial pleno.
Por ser un canal receptivo de la abundancia de Dios, atraigo el bien hacia mí. Uso mis recursos internos de ideas divinas y de inteligencia infinita de un modo ilimitado. Estos recursos me apoyan cuando llevo a cabo las decisiones y acciones que el futuro establece ante mí.
La situación actual está llena de oportunidades. Estoy listo para lograr grandes cosas y comprender que la prosperidad está siempre a mi disposición. El reino de Dios es mi realidad absoluta, aquí mismo y ahora.
“El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: ‘Helo aquí', o ‘Helo allí', porque el reino de Dios está entre vosotros.”—Lucas 17:20-21
¡Me siento renovado espiritualmente y disfruto de vida vibrante!
Renovar
Quizás sienta el deseo de experimentar una perspectiva nueva de la vida, de adoptar hábitos saludables o de tener una relación personal significativa. La renovación puede llevarse a cabo de un modo que considera la posibilidad de mayor fortaleza y vitalidad. Al comprometerme a ver a alguien o algo de un modo nuevo, haciendo lo necesario para alimentar mi mente y cuerpo o compartir tiempo con alguna persona especial, me repongo en mente, cuerpo y alma.
También hay una forma más significativa y profunda de renovarse. Mi rejuvenecimiento espiritual es una celebración de la presencia de Dios en mí. Encuentro momentos para orar a solas y con otros. Honro mi valía. Medito en un silencio tranquilo o mientras escucho música o los sonidos de la naturaleza.
“Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor, conforta mi corazón en el Señor.”—Filemón 1:20
Un nuevo yo ha surgido.
Cocreador
Al observar a atletas consumados ejecutar sus habilidades con perfección, quizás piense que sus actuaciones pueden ser fáciles y sin esfuerzo. Sin embargo, sé que han dedicado años de práctica para perfeccionar sus habilidades.
Hay verdad en el dicho: “la práctica hace al maestro”. Mis prácticas espirituales de oración y meditación, fe y confianza, son más que habilidades. Son una manera de vida, una manera de vivir consciente de quien soy y lo que vine a lograr como cocreador con Dios.
Al dedicar mi tiempo y comprensión, mi corazón y mi alma a Dios, soy enriquecido espiritualmente. Soy renovado en espíritu, mente y cuerpo, y mi vida es una reflexión del nuevo yo que ha surgido.
“Se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente.”—Colosenses 3:9-10 (Versión Popular)
Al dar expresión al amor de Dios en mí, bendigo mi corazón.
Bendición
Aunque mi corazón es fuerte y confiable, mis sentimientos tienen un impacto increíble en él. Por lo tanto, no acojo pensamientos ni sentimientos estresantes.
Mi corazón es una expresión física de mi conciencia. Cuando siento emociones positivas al compartir un momento tierno con alguien o cuando estoy solo en meditación serena, este órgano valioso está en calma. Se relaciona con la mente y el cuerpo de manera saludable y renovadora. Mi amor y mi intuición están vinculados a mi corazón. Así que practico el pensar y actuar de maneras amorosas y positivas. Perdono a los demás y también me perdono. Doy expresión al amor de Dios en mí. Con cada pensamiento y acción, bendigo mi corazón y al mismo tiempo bendigo a otros de manera sincera.
“Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”—1 Samuel 16:7
Siente paz, porque tu curación ya ha comenzado.
Consuelo
Al orar por alguien que sufre por la pérdida de un ser querido o enfrenta un reto de salud, le ofrezco un mensaje de consuelo:
“Bien amado, recuerda que estás envuelto en mis oraciones y que la presencia amorosa de Dios siempre te sostiene.
“La gente que ofrece su amor y apoyo llega a ti de muchas maneras en este momento delicado. Los amigos quizás te traigan comida o flores. Los vecinos tal vez te visiten y escuchen como te sientes. Tus parientes quizás compartan recuerdos felices contigo. Algunos amigos o familiares quienes no hallen qué palabras decir, se sentarán a tu lado, bendiciéndote de manera silenciosa pero poderosa.
“Eres querido como una creación de Dios y un miembro de Su familia. Puedes estar en paz porque tu curación ya ha comenzado.”
“Como aquel a quien consuela su madre,
así os consolaré yo a vosotros.”
—Isaías 66:13
Al confiar en Dios, siento satisfacción.
Atención centrada
Cuando los acontecimientos no ocurren como pensaba, no permito que la desilusión me abrume ni que mi entusiasmo decaiga. En oración, centro mi atención de nuevo. Cambio mi perspectiva para ver las cosas de una manera nueva y celebrar el bien que siempre está disponible para mí.
Mientras más confío en Dios, me vuelvo más sabio. Mis expectativas me ayudan a navegar por los desvíos de la vida y hacia nuevos caminos de descubrimiento. Al continuar mi viaje, confío en la guía del Espíritu para mantener mis pasos firmes. En cada encrucijada, sé que el camino que tome me guía a bendiciones posteriores.
Al dar un giro para enfrentar mi bien, me doy cuenta de que lo que me desilusionó al principio, será el comienzo de una experiencia mayor y más satisfactoria.
“Ordena mis pasos con tu palabra.”
—Salmo 119:133
Mensajes de Unity...
ENCONTRANDO A DIOS EN LA NATURALEZA
por Daniel RebantEn palabras igualmente elocuentes, el salmista David escribió:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra a otro día
y una noche a otra noche declara sabiduría.
No hay lenguaje ni palabras
ni es oída su voz.
Por toda la tierra salió su voz
y hasta el extremo del mundo sus palabras”.
A través de la historia humana, nuestros poetas, sagas y místicos han visto el reflejo de Dios en la naturaleza. Y han sido inspirados, hasta impelidos, a compartir sus visiones.
Piensa por un momento en todas las imágenes de la naturaleza que han sido y continúan siendo evocadas como metáforas para Dios o algún aspecto de lo divino: el fuego, el viento, el agua, la tierra, el sol y la luz. La presencia de Dios también ha sido simbolizada por el relámpago y el trueno, una montaña imponente, una roca indestructible, una semilla, un árbol poderoso y una flor que abre. Algo de Dios ha sido revelado en los ojos centelleantes de un tigre, un águila que se remonta en vuelo, el susurro de una paloma y una hermosa mariposa.
Como lo expresó Ralph Waldo Emerson en su obra clásica Naturaleza: “La naturaleza es el símbolo del espíritu”. ¡Ciertamente lo es y en una diversidad fabulosa!
Los seres humanos siempre han sido atraídos a la belleza y la majestad de la naturaleza, pero ésta nos invita a mirar más profundamente. Es como que si Dios se esconde detrás de cada árbol, bajo cada roca, sobre cada colina, a través de cada pradera, en el fondo de todos los lagos, a través de cada nube, en las alas de los pájaros y en los ojos de todos los animales. Es como que si Dios juega a las escondidas con nosotros y espera que descubramos al Uno en todo.
Sintiendo la unidad
¿Alguna vez has sentido la presencia de Dios en la naturaleza?
Quizás puedas identificarte con la descripción siguiente de una experiencia en la vida de la Peregrina de la paz, una misionera espiritual quien pasó los últimos 28 años de su vida caminando a través de Estados Unidos por la paz. Esta “experiencia maravillosa de la cima de la montaña”, como ella la llamó, tuvo lugar durante una caminata temprano en la mañana.
“La parte importante de ello fue la comprensión de la unidad de toda la creación”, dijo ella. “No solamente de todos los seres humanos —desde antes sabía que todos los seres humanos somos uno. Pero ahora conocí también una unidad con el resto de la creación, con las criaturas que caminan por la tierra y las cosas que crecen en ella. El aire, el agua, la tierra misma. Y, lo más maravilloso de todo, una unidad que infunde todo, une todo y da vida a todo. Una unidad con lo cual muchos podrían llamar Dios”.
Éstas son experiencias raras y despertares maravillosos a la esencia de la vida y nuestra unidad con ella. Son verdaderamente comuniones espirituales y momentos de adoración.
“El ser humano más feliz es quien aprende lecciones de adoración de la naturaleza”, escribió Emerson. “El ministerio más noble de la naturaleza es ser la aparición de Dios. Es el órgano por medio del cual el espíritu universal habla a la persona y se esfuerza en guiar de nuevo al ser humano a él.
Un lugar para encontrar a Dios.
Los fundadores de Unity, Charles y Myrtle Fillmore, comprendieron nuestra necesidad por la naturaleza. Ellos sintieron la presencia de Dios en la naturaleza a lo largo de sus vidas. De hecho, cuando establecieron Unity Village en un gran pedazo de tierra cerca de Kansas City, Missouri, querían que fuera un lugar de oración donde las personas pudieran venir y encontrar a Dios en la tranquilidad de su belleza natural. Aún en 1920, cuando adquirieron la primera porción de tierra, ellos sabían que un día se convertiría en un centro espiritual que atraería miles de buscadores de Dios cada año. Su visión se convirtió en realidad.
Unity Village está situada en el corazón de Estados Unidos. Sus construcciones de estilo mediterráneo están rodeadas por 1400 acres de bosques, praderas, lagos y colinas —todas pobladas con abundante vida silvestre. Unity Village es un refugio espiritual para cualquier persona en búsqueda de Dios y de un sentimiento de unidad con todas las cosas vivientes.
Un hombre que a menudo caminó por los campos y los bosques de Unity Village en búsqueda de inspiración fue James Dillet Freeman, el fallecido poeta laureado de Unity. “A medida que camino escucho”, decía, “y cuando escucho, es sorprendente cuántas cosas tienen algo que me quieren decir” como en este poema de él:
Si tuviéramos los ojos
Cuán justo un mundo
yace a nuestro alrededor,
el cielo desplegado,
si tuviéramos los ojos
Para ver el valor
de todo lo que es,
como el cielo, la tierra
también Suya es.
¿Cómo puede la rosa
más que el terrón
del cual crece
encarnar a Dios?
Sugerencias para quienes buscan a Dios
Hay muchas cosas que podemos hacer para sentir más a Dios en la naturaleza.
1. Da un paseo en los bosques, en un camino natural o alrededor de un lago. Utiliza todos tus sentidos, enfoca tu atención en la belleza a tu alrededor. Escucha la voz de Dios.
2. Lee el libro de los Salmos en la Biblia, el libro de Emerson Naturaleza, el de Thoreau Walden, los poemas de Shakespeare, William Blake, Gerard Manly Hopkins, William Butler Yeats, Ranier María Rilke, Rumi o James Dillet Freeman. Puedes ser inspirado a escribir un poema que capte una experiencia que hayas tenido de Dios en la naturaleza.
3. Cultiva y cuida un jardín o una planta; pero ten una relación personal con ellos. Ámalos. Ora por ellos. Háblales o cántales. Y luego, espera su respuesta.
4. Aprende el idioma de una mascota; trata de comprender las maneras únicas en que tus mascotas se comunican contigo. Puede sorprenderte lo mucho que te enseñarán.
5. Respeta y honra a la madre naturaleza al conservar sus recursos reciclando, comprando papel reciclado y productos con un empaque mínimo, comprando alimentos orgánicos y utilizando más energía renovable como la energía solar. Puedes proteger los espacios abiertos, las especies en vías de extinción, los bosques viejos, los parques nacionales y estatales y las tierras pantanosas y silvestres.
Dios aparece de muchas maneras, sin embargo, la naturaleza parece ser Su preferida —no sólo para Dios, sino para nosotros también. Ella nos calma y nos deleita; y nos asombra su majestad y poder.
A la larga, en la naturaleza, descubrimos nuestra interconexión con todas las cosas vivientes —que somos parte de una simbiosis sagrada que requiere lo mejor de nosotros: nuestro amor. Con el tiempo, a medida que damos y recibimos, descubrimos el Amor mismo.
Afirmación:
Reconozco la presencia de Dios en todas partes a mi alrededor y doy gracias por la gracia de Dios y la belleza en toda la creación.
Mensajes de Unity..
EL AMOR QUE BUSCAS
¡Qué maravilloso es tener la seguridad de darte cuenta de que tu deseo de felicidad y de relaciones personales satisfactorias no es sino el amor de Dios en tu corazón buscando expresarse por medio de ti! Cada momento de tu vida se convierte en una oportunidad de probar el amor de Dios al expresarlo en todos tus pensamientos, palabras y acciones.
“Antes, en todas estas cosas”, nos asegura el apóstol Pablo, “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que… ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios” (Ro. 8:37-39).
Vives, mueves y tienes tu ser en Dios. Tu aceptación del amor de Dios es el factor determinante entre una vida estéril y una vida victoriosa, gozosa y llena de amor. Bien sea que expreses amor o no, el amor de Dios siempre te busca, siempre te rodea.
Cuando te aquietas en oración y meditas en el amor de Dios, buscando conscientemente de permitir que fluya por medio de ti, tu vida sufre una metamorfosis que el amor siempre logra. El darte cuenta de que eres una expresión viviente, radiante y que responde al amor de Dios eleva tu corazón y llena tu vida con la bondad de Dios. Por tu rostro resplandeciente, hablar positivo y actitud amorosa hacia los demás, el mundo sabe que eres el amor de Dios en acción, dando y recibiendo amor continuamente.
En conciencia amorosa del amor magnánimo y accesible de Dios, oramos. Nuestro amor te envuelve a medida que aumentas tu conciencia del amor de Dios en ti y permites que resplandezca por medio de ti a cada fase de tu vida. Nos regocijamos de que expreses la voluntad de Dios de amor en tu vida.
www.unityenlinea.org
Mensaje de Unity...
ABRE TU CORAZÓN A LA CURACIÓN
por Peggy PiferCuando Jesús sanó a los enfermos, Su fe nunca flaqueó; Él nunca dudó. Por medio de Su fe, Jesús reconoció tres cualidades esenciales en la persona que sanaba. Tomemos en consideración estas cualidades: fe, voluntad y un corazón agradecido, a la luz de las curaciones de Jesús.
Primero, la fe que sana es posible y es un requisito. La mujer quien tocó el borde de su manto fue sanada porque tenía fe. Esta mujer tenía tanta fe que Jesús le dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado” (Mt. 9:22). Sin embargo, Jesús demostró que la curación no está limitada a quienes tienen una fe extraordinaria e inmutable.
Jesús dijo a Sus seguidores: “Si tenéis fe como un grano de mostaza… nada os será imposible” (Mt. 17:20). Aún si tienes la cantidad más pequeña de fe en la vida de Dios en ti, puedes ser sanado y puedes ser una bendición de curación para otros.
Toma la fe que tienes ahora, aún cuando sientas que es tan pequeña como una semilla de mostaza y edifica sobre ella. Edifica al reconocer las cosas a tu alrededor que Dios ya ha provisto para ti. Hasta una cantidad de fe equivalente a una semilla de mostaza, en lo profundo de tu corazón sabrá que la curación es posible. Di a ti mismo esto hoy, cada vez que ores y cada vez que la duda y el temor se filtren en tus pensamientos. Mantén esta conciencia en tu corazón: Tengo fe en la vida de Dios en mí para que haga su obra perfecta de curación.
¡Reconoce que esto es verdad! Permítete sentir la vida de Dios en ti y tomar más conciencia de ella cada día.
Haciendo la conexión
Segundo, la voluntad es requerida de quienes vayan a ser sanados. Cuando el hombre en la piscina de Betesda pidió a Jesús que lo bajara a las aguas curativas, Jesús le preguntó: “¿Quieres ser sano?” (Jn. 5:6). Puede parecer extraño hacerle esta pregunta a alguien quien ha estado esperando tanto tiempo por curación. Pero cuando Jesús preguntó, el hombre se dio cuenta repentinamente que quería ser sanado. Él hizo la conexión necesaria con la vida de Dios en él y fue sanado.
Pregúntate ahora “¿quiero ser sanado?” y alguna parte de ti responderá con un “¡Sí!” atronador. Tu curación ha comenzado. A veces puedes decir que sí y sin embargo, no dar los pasos necesarios para propiciar la curación. Por ejemplo, quizás no estás siguiendo ideas prácticas que promueven la curación. La voluntad de sanar quiere decir seguir la guía de Dios.
Dar gracias
Tercero, la acción de gracias es necesaria. Las palabras de Jesús: “Padre, gracias te doy por haberme oído” (Jn. 11:41), demuestra Su énfasis en dar gracias. Jesús dio gracias antes de resucitar a Lázaro de entre los muertos, enseñándonos a dar gracias aún antes de que la curación física se haga evidente.
Una actitud agradecida puede no ser fácil de desarrollar cuando un reto de salud es aparente; sin embargo, la práctica diaria de dar gracias por la vida de Dios en ti te ayudará a alimentar el sentimiento de gratitud. Si sabes, como lo sabía el escritor de Proverbios, que “El corazón alegre es una buena medicina” (Prov. 17:22) y mantienes tu corazón alegre y lleno de alabanza, bendices a tu cuerpo con energía sanadora.
Cuando oras, bien sea por ti mismo o por otra persona, ve la vida de Dios en ti o en la otra persona llevando a cabo su obra sanadora y revitalizadora. Da gracias por toda evidencia de curación y permite que ésta se produzca.
Ten fe. Ten la voluntad. Da gracias. Al utilizar estas tres cualidades, abres tu corazón a la curación. Ten la seguridad de que la curación —la curación perfecta— tiene lugar ahora.
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