Buscar este blog

martes, 14 de octubre de 2008

Virtudes Cardinales. Paulo Coelho.

Primera virtud cardinal: la fe
En su momento hablamos en este lugar de los siete pecados capitales. Fue una serie de artículos que tuvo una grandísima repercusión entre los lectores, lo que me alegró sobremanera. Pero, ¿y las siete virtudes cardinales?
Los pecados preceden a las virtudes. Como dice un gran sabio, la virtud del que nunca pecó no tiene mérito, pues jamás venció ninguna tentación. La mayoría de los hombres santos, de cualquier religión, generalmente tuvieron una vida disoluta o apática antes de dedicarse a la búsqueda espiritual.
Por lo tanto, una vez concluida la serie de los pecados, y siguiendo la lógica del camino de la Luz, vamos a dedicar las próximas columnas a las siete virtudes cardinales, empezando por la Fe. Tales virtudes son el resultado de la suma de tres virtudes teológicas más otras cuatro fundamentadas en Platón, adaptadas éstas por San Agustín y Santo Tomás de Aquino (en lo referente a las cuatro virtudes complementarias existen grandes divergencias, por lo que opté por la lista más convencional).
Según el diccionario: del latín fide, confianza. Sustantivo femenino. Convicción de algo; sólida adhesión a alguien o a algo; firmeza en el cumplimiento de un compromiso; crédito; confianza; intención; virtud teologal.
Según Jesucristo: Dijeron los apóstoles al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ""Arráncate y plántate en el mar"", y os habría obedecido.» (Lucas, 17: 5-6).
Según el budismo: “Nosotros somos lo que pensamos. Con el pensamiento, construimos y destruimos el mundo.
Nosotros somos lo que pensamos. Tu imaginación puede causarte más daño que tu peor enemigo.
Pero una vez que controlas tus pensamientos, nadie podrá ayudarte tanto, ni siquiera tu padre o tu madre”.
(trecho de Dhammapada, colección de algunas de las principales enseñanzas de Buda).
Para el Islam: -¿Cómo purificamos el mundo? -preguntó un discípulo.
Ibn al-Husayn respondió:
-Había un jeque en Damasco llamado Abu Musa al Kumasi. Todos lo respetaban por su gran sabiduría, pero nadie sabía si era un hombre bueno. Cierta tarde, un defecto de la construcción provocó que la casa en la que el jeque vivía con su mujer se desmoronase. Los vecinos, desesperados, comenzaron a cavar entre los escombros. En determinado momento, lograron localizar a la esposa.
»Ella dijo: “Déjenme. Salven primero a mi marido, que estaba sentado más o menos allí”. Los vecinos retiraron los cascotes del lugar indicado, y encontraron al jeque. Dijo éste: “Déjenme. Salven primero a mi mujer, que estaba sentada más o menos allí”.
»Cuando alguien actúa como este matrimonio, está purificando el mundo entero mediante su fe en la vida y en el amor.
La fe de negar la realidad: “Hace un año, realicé un discurso a bordo de un portaaviones diciendo que habíamos conseguido lograr un importante objetivo, que habíamos cumplido una misión: retirar del poder a Saddam Hussein. Como resultado, ya no existen más celdas de tortura, ni más fosas comunes” (George W. Bush, 30 de abril de 2004. En este mismo mes, el mundo vería las fotos de torturas de la prisión de Abu Graib, mientras que las ejecuciones colectivas de la guerra civil entre shiíes y sunníes continúan hasta el momento en el que escribo esta columna).
Según el rabino Nachman de Bratislava: un discípulo buscó al rabino y le comentó:
-No consigo conversar con el Señor.
-Esto ocurre con frecuencia –respondió Nachman. –Sentimos que la boca está sellada, o que las palabras no logran salir. Sin embargo, el mero hecho de realizar un esfuerzo para superar esta situación, ya es una actitud benéfica.
-Pero no es suficiente.
-Tienes razón. En estas ocasiones, lo que debe hacer uno es volverse hacia lo alto y decir: “Todopoderoso, me encuentro tan lejos de Ti que no consigo ni creer en mi propia voz”. Porque, en realidad, el Señor escucha y responde siempre. Somos nosotros los que no conseguimos hablar, con miedo de que Él no nos preste atención.

Segunda virtud cardinal: esperanza
En el diccionario: Sustantivo femenino; tendencia del espíritu a considerar algo como probable; segunda de las virtudes teologales; expectativa; suposición; probabilidad.
En palabras de Jesús: Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? (San Mateo, 6 : 26-30)
Para los antiguos griegos: En uno de los mitos clásicos de la creación, uno de los dioses, furioso porque Prometeo había robado el fuego permitiendo la independencia de los hombres, envía a Pandora para que se case con Epimeteo, el hermano de Prometeo. Pandera trae consigo una caja que se le ha prohibido abrir. Sin embargo, al igual que ocurre con Eva en el mito cristiano, su curiosidad es más fuerte: levanta la tapa para ver qué hay dentro, y en este momento todos los males del mundo salen del interior y se extienden por la Tierra. Apenas una cosa permanece dentro: la Esperanza, única arma capaz de combatir los males liberados.
Las cuatro mayores esperanzas de la humanidad:
1] La llegada del Mesías (en el caso del cristianismo, el regreso de Cristo, y en el caso del islam y del judaísmo, la primera venida); 2] La cura del cáncer; 3] El descubrimiento de vida extraterrestre; 4] La paz universal (fuente: encuesta sobre los titulares más esperados, 1996).
Una historia real: Cuando tenía cinco años, Glenn Cunningham (1909-1988) sufrió serias quemaduras en las piernas y los médicos daban por imposible su recuperación. Todos creían que estaba condenado a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas
Glenn Cunningham no quiso prestar oídos a lo que decían los doctores, y salió de la cama a la semana siguiente.
-Los médicos sólo conseguían ver mis piernas. No veían mi corazón. Ahora voy a correr más rápido que nadie.
En 1934, batió el record mundial de los 1.500 metros lisos con una marca de cuatro minutos y seis segundos. Se le hizo un homenaje como atleta del siglo en el Madison Square Garden.
En una historia hassídica (tradición judaica): Cuando finalizaron los cuarenta días del diluvio, Noé salió del arca. Descendió lleno de esperanza, encendió incienso, miró a su alrededor, y todo lo que vio fue destrucción y muerte. Noé se lamentó:
-Todopoderoso, si conocías el futuro, ¿por qué creaste al hombre? ¿Sólo para tener el placer de castigarlo?
Un perfume triple subió hasta el cielo: el incienso, el perfume de las lágrimas de Noé, y el aroma de sus acciones.
Entonces llegó la respuesta:
-Las oraciones de un hombre justo siempre son escuchadas. Voy a decirte por qué lo hice: para que entendieses tu obra. Tú y tus descendientes usaréis la esperanza, y estaréis siempre reconstruyendo un mundo que vino de la nada. De esta manera repartiremos el trabajo y las consecuencias: a partir de ahora los dos somos responsables.
Las cuatro mayores esperanzas del individuo:
1] encontrar el amor de la vida; 2] no tener problemas financieros; 3] gozar de buena salud; 4] ser inmortal (fuente: Libro de las Listas, de Irving Wallace, 1977).
Esperando ser recordado: El gran califa Alrum Al-Rachid decidió construir un palacio que dejase constancia de la grandeza de su reino. Al lado del terreno escogido, había una choza. Al-Rachid le pidió a su ministro que convenciese al dueño (un viejo tejedor) de que la vendiese para que pudiera ser demolida. El ministro lo intentó, pero no tuvo éxito. Una vez de vuelta en el palacio, alguien sugirió que simplemente expulsasen al viejo de allí.
-Eso no –dijo Al-Rachid-. Esta choza formará parte del legado que dejo a mi pueblo. Cuando vean el palacio, dirán: “Él fue grande”. Y cuando vean la choza, comentarán: “Él fue justo, porque respetó el deseo de los demás”.

Tercera virtud cardinal: caridad
Según el diccionario: del latín caritas, amor, cariño. Sustantivo femenino. Actitud solidaria con el sufrimiento de los demás; limosna o auxilio que se presta a los necesitados; en el cristianismo, virtud teologal.
En el Nuevo Testamento: Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Co 13:13)
Según la etimología: los griegos disponían de tres palabras para referirse al amor: Eros, Philos y Ágape. Eros es el amor saludable entre dos personas, el que justifica la vida y perpetúa la raza humana. Philos, por su parte, es lo que se siente por los amigos. Por último, Ágape, que contiene tanto a Eros como a Philos, va mucho más allá del hecho de que alguien concreto “nos resulte simpático”. Ágape es el amor total, aquél que devora al que lo siente. Para los católicos, éste fue el amor que Jesús sintió por la humanidad, un amor tan grande que afectó a las estrellas y alteró el rumbo de la historia del hombre. Todo aquel que siente y conoce Ágape, comprende que apenas hay una cosa importante en el mundo: amar.
Para Oscar Wilde: Todos matan lo que aman / Y todos deben saberlo / Con mirada amarga algunos / Otros con suaves palabras / Besando mata el cobarde / El valiente usa la espada. (En Balada de la cárcel de Reading, 1898).
En un sermón de finales del siglo XIX: Derrama generosamente tu amor sobre los pobres, no te resultará difícil. También sobre los ricos, que desconfían de todo el mundo, y no consiguen notar el amor que tanto necesitan. Y también sobre tu prójimo, lo más difícil, pues justo con los más cercanos somos más egoístas. Ama. No pierdas nunca una oportunidad de hacer feliz a tu prójimo, pues tú mismo serás el primero en beneficiarte (aunque nadie sepa lo que estás haciendo). El mundo que te rodea se tornará más alegre, y a ti todo te resultará mucho más fácil.
Me encuentro en este mundo viviendo el presente. Decidme, por favor, cualquier buena acción que pueda llevar a cabo, o cualquier alegría que pueda darle a alguien. No me permitáis postergarla u olvidarla, pues nunca regresará este momento único. ( En El Don Supremo, de Henry Drummond [ 1851-1897])
En un mensaje de correo electrónico recibido por el autor: “mientras no le ofrecí a nadie mi corazón, nunca tuve ninguna mañana de angustia ni ninguna noche de insomnio. Pero desde que me enamoré, mi vida viene siendo una cadena de angustias, pérdidas y desencuentros. Pienso que, usando el amor, Dios consiguió esconder el infierno en medio del paraíso” (C.A., 23/11/2006)
Para la ciencia: En el año 2000, los investigadores Andreas Bartles y Semir Zeki, del University College de Londres, localizaron las áreas del cerebro activadas por el amor romántico con la ayuda de una serie de estudiantes que se declaraban perdidamente enamorados. En primer lugar, concluyeron que la zona afectada por el sentimiento es mucho menor de lo que pensaban, y, además, es la misma que se activa en casos de euforia, como la provocada, por ejemplo, por el uso de cocaína, lo que llevó a los autores a la conclusión de que el amor es semejante a la manifestación de dependencia física provocada por drogas.
Mediante el mismo sistema de escanear el cerebro, la científica Helen Fisher, de la Rutgers University, averiguó que tres características del amor (sexo, romanticismo y dependencia mutua) estimulan áreas diferentes de la corteza cerebral, de lo que se deduce que se puede estar enamorado de una persona, querer hacer el amor con otra, y vivir con una tercera.
Para un poeta: El amor no posee nada, ni quiere ser poseído, pues se basta a sí mismo. Él os hará crecer, y a continuación os arrojará por los suelos. Os azotará para que sintáis vuestra impotencia, os agitará para que salgan todas vuestras impurezas. Os estrujará para haceros flexibles.
Y por fin os tirará al fuego, para que podáis convertiros en el pan bendito que se servirá en la fiesta sagrada de Dios (En El profeta, de Khalil Gibran, [1883-1931])

Cuarta virtud cardinal: prudencia
Según el diccionario: Sustantivo femenino. Sensatez, buen juicio, sabiduría; moderación, cautela; virtud cardinal que consiste en discernir y distinguir lo bueno de lo malo.
Según el Nuevo Testamento: Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fortaleza de los hombres. ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte (1 Co 1: 25-27)
Según el islam: Un sabio llegó al poblado de Akbar y la gente no le dio mucha importancia. Apenas atrajo el interés de un pequeño grupo de jóvenes. Muy por el contrario, fue objeto de chacota de muchos habitantes del lugar. Cierto día paseaba con algunos de sus discípulos por la calle principal, cuando un grupo de hombres y mujeres se puso a insultarlo. El sabio se les acercó, y les dio su bendición.
Al alejarse de allí, uno de los discípulos comentó:
-Ellos dicen cosas horribles, y usted les responde con bellas palabras.
El sabio respondió:
-Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene.
Según la tradición hassídica (judaica): Cuando Moisés subió a los cielos para escribir una determinada parte de la Biblia, el Todopoderoso le pidió que colocase pequeñas coronas en algunas letras de la Torah. Moisés dijo:
-Maestro del Universo, ¿por qué quieres que coloque estas coronas?
Dios respondió:
-Porque dentro de cien generaciones un hombre llamado Akiva las interpretará.
-Muéstrame la interpretación de este hombre –pidió Moisés.
El Señor lo llevó al futuro, y lo puso en una de las clases del rabino Akiva. Un alumno estaba preguntando:
-Rabino, ¿por qué hay dibujadas unas coronas sobre algunas letras?
-No lo sé –respondió Akiva. –Y estoy seguro de que ni siquiera Moisés lo sabía. Él hizo esto sólo para enseñarnos que, incluso sin comprender todo lo que hace el Señor, de igual manera podemos confiar en su sabiduría”.
En el reino animal: El ciempiés fue a preguntarle al sabio del bosque, un mono, cómo podría mejorar del dolor de sus piernas.
-Esto es reumatismo – dijo el mono. –Tienes demasiadas piernas.
-¿Y qué puedo hacer para tener sólo dos piernas?
-No me irrites con esos detalles –respondió el mono. –Un sabio apenas tiene que dar el mejor consejo posible. Ahora tú te las ingenias para resolver el problema.
Una escena que presencié en 1997: un aprendiz de ocultismo que conozco, queriendo causar una buena impresión a su maestro, leyó algunos manuales de magia y resolvió comprar los materiales indicados en los textos. Con mucha dificultad, consiguió un determinado tipo de incienso, algunos talismanes y una estructura de madera con caracteres sagrados escritos en un orden establecido. Mientras desayunábamos con su maestro, éste comentó:
-¿Crees que enrollándote cables de ordenador alrededor del cuello conseguirás tener la misma eficacia de la máquina? ¿Piensas que comprando sombreros y ropas sofisticadas vas a adquirir al mismo tiempo la sofisticación y el buen gusto del que las creó?
»Los objetos pueden ser tus aliados, pero no contienen en sí mismos ninguna sabiduría. Practica en primer lugar la devoción y la disciplina, y lo restante llegará por añadidura.
En frente de Alejandro: el filósofo griego Anaxímenes (400 a.C.) se aproximó a Alejandro el Magno con la intención de salvar su ciudad.
-Te he recibido sólo porque sé que eres un hombre sabio, pero tienes mi palabra de rey de que jamás cumpliré lo que has venido a pedirme –dijo el poderoso guerrero frente a sus generales
-Sólo vine a pedir que destruyas mi ciudad –respondió Anaxímenes. Y fue de esta manera como la ciudad fue salvada.

No hay comentarios:

vuelos economicos Sevilla
Búsqueda personalizada

Seguidores

Votacion en Ojo Mistico

Votar por mi sitio.

Has podido encontrar notas interesantes?

Datos personales

Cali, Valle del cauca, Colombia
Para todos ustedes con mucho cariño..... Disfruten este sitio...