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lunes, 10 de noviembre de 2008

SOBERANÍA PERSONAL
Serge King

La cuestión de la soberanía personal es un tema que nos afecta a todos, individuos y sociedades, nos demos cuenta de ello o no. Entender esto nos puede ayudar a interpretar lo que ocurre dentro nuestro y a nuestro alrededor. Incrementar la soberanía puede cambiar radicalmente nuestra existencia.

La palabra «soberano» significa tener suprema autoridad sobre algo o alguien y ser extremadamente efectivo y poderoso. Debido a ello, generalmente se la aplica a dioses, realeza y gobiernos. Aludimos a los reyes y reinas como soberanos (aún cuando sólo se trate de reinados figurativos) y hablamos de los derechos soberanos de las naciones y estados.

La soberanía personal implica entonces, el poder y la autoridad intrínsecos del individuo para determinar su propia dirección y destino. Si ello suena sospechosamente a libre albedrío, es porque soberanía personal y libre albedrío son la misma cosa.

Así como soberanía nacional quiere decir tener poder y derecho para tomar decisiones y llevar a cabo acciones de interés nacional, sin ser forzado a ello por otras naciones, de la misma manera, ser una persona soberana significa ser capaz de elegir las propias acciones y reacciones, sin ser forzado a ello por otras personas. Dependiendo del grado en que se halle presente el libre albedrío en todas estas decisiones, tanto personales como nacionales, es que existe o no soberanía.

Aún cuando la soberanía también implica tener poder y ser efectivo, de ello no se deduce que una vez que uno la tiene puede hacer con ella lo que guste. Ya se trate de una nación o de una persona, debe considerarse también la soberanía de otros. Por supuesto, tú puedes tratar de disminuir o destruir la soberanía de los demás para obtener lo que quieres, como a veces hacen algunas personas y naciones, pero la experiencia humana muestra que, generalmente, se puede lograr más a través de la cooperación que de la conquista.

En última instancia, no obstante, cada uno tiene tanta soberanía como la que puede demostrar. Tener derechos soberanos y ser soberano no es lo mismo. La manera de aumentar tu soberanía personal es aumentando el uso de tu libre albedrío o voluntad. La manera de hacer esto último es decidiendo por ti mismo las acciones a seguir y las reacciones que vas a tener en una situación dada, y decidir también por ti mismo cómo vas a interpretar tus acciones y reacciones, decidir si son elegidas libremente o no.

Por ejemplo, si trabajas para alguien y te ordenan hacer una tarea displacentera, puedes sentirlo como si hubieras perdido algo de tu libre albedrío. Pero además de recordar que siempre puedes renunciar a ese trabajo, también puedes decidir que no estás trabajando para tu jefe; que estás brindando un servicio compensado, y que puedes decidir hacer la tarea porque así lo eliges y no porque te la ordenaron. El punto es que siempre puedes elegir tus acciones y reacciones.

Mantente alerta, sin embargo. La soberanía personal tiene un alto precio. Se lo llama responsabilidad personal. A medida que aumenta el uso de tu libre albedrío, también aumenta tu responsabilidad por tus propias acciones y reacciones. Auméntela lo suficiente y no serás capaz de culpar a tus padres, tus enemigos, tus amigos, tus amantes o cónyuge, la sociedad, el destino, Satán o Dios por nada que tenga que ver con tu experiencia.

Si mucha gente incrementara su responsabilidad personal, sobrevendrían cambios impresionantes en nuestra sociedad. Desaparecerían relaciones co-dependientes y manipulativas, una incontable cantidad de abogados de pleitos tendrían que encontrar nuevas profesiones, a los políticos se los responsabilizaría por sus acciones; las compañías de seguro tendrían que cambiar muchas de sus cláusulas; gentes de diferentes credos serían más tolerantes unos con otros, la humanidad actuaría más desde el amor y menos desde el miedo.

"Jesús decía: «Cuando veáis la abominable desolación anunciada por el profeta Daniel, que aquél que esté en el tejado no descienda para coger lo que está en su casa.» No bajar del tejado... En el lenguaje eterno de los símbolos, el tejado es el espíritu donde siempre uno está seguro y en paz. El consejo de Jesús se refiere por lo tanto a la vida psíquica. Cuando estallanconmociones en el mundo o en el interior de uno mismo, nunca se debe buscar ayuda abajo, sino esforzarse por subir a lo más alto posible y mantenerse allí, en la cima, es decir, reflexionar, razonar, unirse al Cielo, con el fin de encontrar la paz y la luz. Sólo entonces se verá claro y se encontrará el modo de actuar, de salvarse, y de salvar también a los demás.¡Cuántas veces ha sucedido que en vez de huir de un incendio, la gente se lanza al fuego! ¿Por qué? Por que han «bajado» del tejado, han perdido la cabeza, se han dejado invadir por la inquietud y las emociones."Omraam Mikhaël Aïvanhov

Plantéate un desafío y permite que ese desafío se manifieste constantemente: Desde este momento en adelante, este momento de la existencia, empezaré a encontrar felicidad y paz dentro de mí. Invocaré el nombre de Dios mañana, tarde y noche. Y me voy a dedicar y a entregar totalmente a la elevación de cada conciencia que llegue a mí. Por lo tanto, sonreiré por dentro y por fuera. No me avergonzaré de mi amor. Demostraré mi amor completamente. Simplemente estaré ahí y otorgaré a los demás ese mismo espacio en el cual desenvolverse.John-RogerDe: “Rededicarse a la Trascendencia del Alma”

Revista luz del alma 33

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