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viernes, 20 de febrero de 2009

Revista Luz del Alma...

PERDONAR


Robin Casarjian

 

 

Mecanismos de supervivencia.


Si intentamos perdonar negando el temor, el sentimiento de culpabilidad y la rabia que hemos reprimido, continuamos con el hábito de rechazar los sentimientos. En el pasado otras personas no respetaron ni honraron nuestros sentimientos. En el presente, si seguimos sin prestar atención a esos sentimientos, que están ahí, somos nosotros quienes nos hacemos lo mismo.


Para la persona que creció en un hogar con problemas, era arriesgado sentir y manifestar sus emociones. Si habitualmente sus lágrimas encontraban esta respuesta: «Sigue llorando y te daré motivos para hacerlo», o sus sentimientos eran ridiculizados o provocaban enfado, sin duda esa persona aprendió que sus sentimientos no eran aceptables y sabiamente adoptó mecanismos de supervivencia para arreglárselas. Es posible que esas estrategias hayan sido esenciales para hacer frente a los temores y disminuir la posibilidad de más malos tratos y rechazo.


Algunos de los mecanismos de supervivencia más comunes que mantienen los sentimientos «negativos» bajo el plano de la conciencia cotidiana fueron reconocidos por primera vez y definidos por Freud.


La negación es el rechazo a aceptar las cosas como son. Por ejemplo, en lugar de reconocer que se está enfadado, uno insiste en que no lo está. Sencillamente niega que eso sea verdad: «No me he enojado».


La represión es un bloqueo reflejo total e inconsciente de un sentimiento inaceptable para que no se vuelva consciente. En este caso la conciencia no tiene ningún conocimiento de que haya algo reprimido. La persona no elige deliberadamente reprimir nada; la represión se activa de manera refleja, con el fin de poder sobrevivir a incidentes y sentimientos abrumadores, incomprensibles o aterradores. Por ejemplo, la ira provocada por un abuso sexual puede estar totalmente reprimida porque sería demasiado aterrador y arriesgado permitir que afloren esos recuerdos o emociones. Esta ira podría manifestarse en ataques de ansiedad o síntomas físicos, o proyectarse en forma de odio hacia cualquier persona o grupo determinado.


La supresión es la exclusión consciente de sentimientos, deseos o impulsos inaceptables. Cuando se suprime una emoción, uno impide deliberadamente que aflore a la superficie. Por ejemplo: en una excursión de la familia, tu tía, como de costumbre, se mostró sarcástica y desdeñosa contigo. Eso te enfureció, pero sabías que se te castigaría con dureza si le decías lo que pensabas de ella. De manera que controlaste activamente tu deseo de insultarla y mostraste una actitud indiferente y despreocupada. Te adaptaste.


Cualquiera de estos mecanismos puede ser sano o dañino, y a medida que nos hacemos mayores y vemos las cosas de modo diferente, algunos de ellos pueden durar más que su utilidad.


La proyección es el proceso de no reconocer los sentimientos y deseos y atribuirlos inconscientemente a otras personas. Cuando surge un sentimiento turbador, en lugar de decir: «Me he enfadado», se niega el sentimiento, se coloca en otra persona y se manifiesta de este modo: «Él se ha enfadado conmigo». Al confrontar los sentimientos, uno niega su existencia. O, en lugar de reconocer un sentimiento de culpabilidad, éste se exterioriza y se culpa a otros.


La racionalización es la invención de historias, excusas y coartadas que sirvan de base lógica para comportamientos y motivaciones inaceptables: «No siento rabia contra ella porque me golpeara; sé que en su infancia la maltrataron mucho». O: «No me he enfadado con él, porque sé que lo ha intentado». Estas afirmaciones pueden ser ciertas o pueden ser racionalizaciones. Una racionalización puede ser una comprensión intelectual utilizada para negar sentimientos incómodos, y también una manera de evitar ver la verdad.

 


La liberación del dolor y la rabia.

Hay muchas maneras de liberar los sentimientos y diferentes teorías sobre la mejor manera de hacerlo. Algunos psicoterapeutas opinan que para sanar es necesario liberar de un modo activo los sentimientos; otros piensan que no.


A veces, las personas que necesitan descargar activamente la energía retenida dando expresión a su rabia se sienten ridículas o tontas golpeando una almohada o gritando. Es importante recordar que quien necesita desahogarse no suele ser la persona adulta (aunque es posible que también lo precise), sino su niño interior. Es el niño de cuatro años que fue abandonado emocionalmente, o el de diez que fue tratado con desprecio, el que necesita expresar su tristeza o su rabia y ser aceptado y validado. Para hacer eso, hemos de ser capaces de aceptar la paradoja de ser a la vez el adulto y el niño dolido y enfadado. Cuando hay emociones no sanadas, a veces las dos partes coexisten. En lugar de considerar la rabia, la ira, la tristeza, etc., como algo malo o inaceptable, se acepta como un sentimiento y una energía. Es sencillamente la verdad de nuestra experiencia.


Liberar o dar salida a los recuerdos y sentimientos dolorosos no significa necesariamente enfrentarnos a aquellas personas que nos han herido o nos han tratado de un modo injusto. Como ya he dicho, dirigir toda la fuerza de nuestra rabia directamente hacia el otro no suele ser útil; es probable que refuerce y perpetúe el miedo subyacente y la separación entre los dos.

 


Técnicas de liberación.

Hay diversas opiniones sobre cuáles son los métodos y técnicas más efectivos para trabajar con estos sentimientos con el fin de sanarlos. Ningún método es apropiado para todo el mundo. Entre los diversos enfoques se cuentan trabajar con pensamientos racionales, con el inconsciente, con la liberación de las emociones y directamente con el cuerpo.


Las terapias de orientación corporal tienen su raíz en la premisa de que la mente y el cuerpo forman una unidad. Desde que la obra de Wilhelm Reich demostrara que el recuerdo es una experiencia psicosomática (almacenada en la mente y en el cuerpo), ha habido un creciente interés por la aplicación de técnicas que activan la conciencia y liberan e integran física y emocionalmente mediante el trabajo directo con el cuerpo. Entre estas técnicas están el Rolfing, el masaje, la bioenergética, el Feldenkrais, la técnica Alexander, el trabajoLomi Body y el Soma.


Hay otras potentes técnicas que no animan intencionadamente la franca liberación emocional pero que sin embargo ofrecen un contexto en el que pueden surgir los sentimientos para trabajar con ellos de maneras transformadoras. Entre estos métodos se encuentran lameditación, la visualizaciónllevar un diario, el trabajo con los sueños y las artes expresivas como la pintura, el canto y el movimiento.


Las técnicas que mayor influencia han tenido en mí, tanto en el plano personal como en el profesional, han sido la meditación, lavisualización guiada con música (desarrollada por la doctora Helen Bonny) y el trabajo de respiración intensiva. Los métodos más conocidos de la potente técnica de la respiración intensiva son la respiración holotrópica Grof (creada por el doctor Stanislov Grof) y elrenacimiento (rebirthing), al que también se denomina «respiración conectada consciente». Las técnicas evocadoras de la visualizaciónguiada con música y de la respiración intensiva requieren guías experimentados al comienzo.


Hay varias y bien conocidas técnicas para liberar la rabia que no precisan necesariamente de un guía o maestro experimentado como las mencionadas arriba. Algunas técnicas catárticas de liberación y desahogo son: escribir una furiosa carta que después se puede romper, golpear un colchón o almohadón; chillar y despotricar en una habitación donde uno no se sienta inhibido o en el coche con las ventanillas cerradas, y cualquiera de sus variantes.


Si te ha tocado presenciar expresiones de rabia inoportunas, destructivas o descontroladas, has de saber que tu rabia no tiene por qué ser así. Puede canalizarse de maneras inofensivas, apropiadas y liberadoras, como en los ejercicios catárticos que he mencionado.


El proceso de experimentar y hacer salir la rabia y el dolor puede ser muy liberador pero también puede ser una trampa.

Matthew Fox observa: «Qué importante es que no glorifiquemos el dolor ni nos aferremos a él ni nos revolquemos en él. Eso no es permitir que el dolor sea dolor, sino que sea nuestro jefe [...]. Lo que hemos de hacer fundamentalmente es dejarlo marchar». Es importante estar atentos y conscientes mientras trabajamos con las emociones para no quedar atascados a perpetuidad en la rabia y no permitir que «el dolor se convierta en nuestro jefe». Trabajamos con el dolor con el fin de sanar. Si nos abandonamos a él, el dolor y la rabia pueden convertirse en otra adicción.

 


La búsqueda de apoyo.

Si te criaste en un ambiente en que no se respetaban tus sentimientos y te parece que aún quedan «asuntos inconclusos», o si sientes el deseo o la necesidad de tener apoyo para trabajar con alguno de tus sentimientos actuales, puede serte útil buscar la ayuda de un asesor o terapeuta. Te recomiendo que te entrevistes con varios para encontrar al que más te convenga. Busca a una persona que:

 

1) se sienta cómoda trabajando directamente con los sentimientos y permita su expresión;

2) no tienda a juzgar ni a controlar;

3) sea acogedora y receptiva, y

4) comprenda verdaderamente el valor del perdón para la curación, pero no ejerza presión para que se perdone antes de estar preparado para hacerlo.

 

 Creación Integral

María Verónica Viglierchio
(0299) 448 2408 / 15 580 1413
 Neuquén, Argentina
E-mail: luzdelalma@jetband.com.ar

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