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lunes, 27 de octubre de 2008

LA ONDA ENCANTADA DE LA ESTRELLA AMARILLA.
Hacer un cambio de tormenta en este tiempo, producto de una fuerza que se junta en alguna parte de la humanidad de cada uno y cada una, que breve, y lentamente intensa, se levanta de la tierra y de un momento a otro, precipita su contenida fuerza y hace que sea el cambio que hace tanta falta, en este año de tormenta que hace que esta humanidad nuestra deje atrás las reglas que han ceñido la vida entre paredes, con una salida única y estrecha, en este año de tormenta en que han habido ya varias ondas encantadas para trabajar la transformación, desde cada una de las energías dadas por el Sol Central de la Galaxia, llega ahora la belleza de la Estrella, es que tal vez el cambio que hace falta es la belleza que le falta a cada día, la bellaza que te falta tantas veces, la belleza que robaron las medidas y las estéticas arrogantes, o las prepotentes, y que hicieron que solo fuera bello lo que a un precio o a un crédito o a una pérdida propia, pudiera conseguirse y llevarse clavada por delante. Tal vez esta tormenta de este año, que es eléctrica del servicio para activar lo detenido o estático, pueda en un principio empezar por destronar, en estos trece días de la Estrella, esas conclusiones pasajeras que imponen cada tanto en tanto, una belleza que se adquiere como si fuera un traje o una lapicera, y que entonces sólo sean bellos los que asuman los modelos directivos de quien inventa las medidas que nos trazan la mirada. Si ahora es esta Estrella amarilla de la trascendencia la que alumbra el cielo azul por trece días, puede que nos venga a despegar de las maquinales bellezas, talvez sea el momento de volver hasta el inicio de la más pura belleza, la que brota de la tierra libremente, la que brota de los ojos con que ve cada uno y cada una lo que mira, tal vez sea un tiempo favorable para reconocer de esta Estrella, la herencia sabia e intensa que nos trae de su viaje cósmico. La estrella que ilumina es la viajera incansable, la que anduvo por todas las galaxias, que vio lo que jamás hemos visto, la que fue testigo de una inmensa cascada de colores y luces, de giros como danzas, milenarios, de figuras que se hicieron en siglos de acomodo de los astros y que apenas fue presente por un breve instante, para después desaparecer y comenzar otro entramado celeste, de esa estrella es este tiempo, de la que ha sido espectadora del concierto de planetas y cometas que surcaban con estelas sus caminos, de esa magia inimaginable de un universo refulgente de cristales y silencios, de esa magia viene esta viajera que se ancla en nuestra alma y nos deja como herencia la belleza sin normas y sin costos, la simple y pura belleza.Reconocer entonces la belleza de cada pequeño momento, encantarse en el arte del aquí y del ahora, como única posibilidad de hacerse y de ser, sacar de la mirada esos lentes con que cuelas o decides que es más bello, qué lo es menos, qué se ajusta al estándar de moda, qué a la ética ideada en una reunión de pauta, qué a la estética guardada y resurgida tantas veces como sea necesario a los intereses de alguien.Hace falta que la Estrella nos recuerde la auténtica belleza de lo natural, de la pureza, de ese gesto nimio de tu hijo o de tu hija, de ese canto único en la mitad del bullicio ciudadano, de esos ojos precisos asomados en una ventanilla del bus, de esa primavera porfiada que aún entre la bruma alumbra una esquina, de esa voz que canta alguna melodía sin más meta que acariciar la calma. De eso habla esta estrella, a eso nos invita, a dejar que en estos días venga la elegancia a nuestras vidas, aquella que equilibre en su justa medida lo que llevemos encima, lo que queramos llevar o lo que nos dibuje en el paisaje nuestro, es de esa armonía que ocurre en el instante perfecto, ése del relámpago, ése del descuido, del dejarse en la conciencia eternamente presente, de esa belleza habla esta Estrella, aquella de la esencia, no la de la capa que la cubre, aquella del alma más que la del cuerpo que la lleva, aquella de la identidad sagrada, más allá de lo que pueda o no decir la mente, aquella del silencio, más que la de un infinito de palabras, aquella de la vida que está viva, más que la que explica y condiciona la vida. De esa es la armonía que esta Estrella habla, la misma que ella vio en el espectáculo infinito del cosmos, la que brota en cada hecho, en cada pequeño detalle y en la suma de los mismos. Vamos entonces a entregarnos al arte, a la belleza, a la elegancia, y al arte que no es la manifestación del arte, sino al arte que es la vivencia de quien está frente a la obra, el arte de quien vive la obra maravillosa que le encanta el alma, el arte del que habla el Maya cuando dice que “el tiempo es arte”, si dejas que el tiempo sea oro o un cheque en blanco, te privas del gozo de que el tiempo sea arte y que sea una tela en blanco, sobre la cual, cada una y cada uno, haga la obra de su vida, en el gozo y la armonía del recuerdo que brota de esta estrella, que en el centro de tu cielo te alumbra y te llama y te inspira para transformarte.Ven, súbete a tu estrella en este tiempo y encántate, observa la belleza de todo, si puedes dejar de restringirla a las medidas, observa la belleza de la vida y muy especialmente la de tu vida toda.

DRAGON RESONANTE ROJO

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