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lunes, 10 de noviembre de 2008

Qué es la Kabbalah?

La Kabbalah –el cuerpo de conocimiento espiritual más antiguo– contiene las llaves para abrir los secretos del universo al igual que las llaves de los misterios del alma y el corazón humano. Las enseñanzas kabbalísticas explican las complejidades de tanto el universo material como el universo intangible, al igual que la naturaleza física y metafísica de toda la humanidad. La Kabbalah nos revela en detalle, como navegar ese terreno extenso para entonces poder eliminar todas las formas de caos, dolor y sufrimiento.Por miles de años, los grandes maestros kabbalistas han enseñado que todo ser humano nace con el potencial de grandeza. La Kabbalah es la forma de activar ese potencial.La intención de la Kabbalah fue siempre de ser usada, no solo aprendida. Su propósito es traer claridad, entendimiento y libertad a nuestras vidas, y potencialmente hasta borrar la muerte.De acuerdo con las enseñanzas kabbalísticas, el universo no es ni caótico ni desordenado; sino que opera de acuerdo con ciertos principios que lo gobiernan. Así como las leyes básicas como la gravedad y electricidad afectan nuestra existencia, así también las leyes espirituales universales influencian nuestras vidas. La Kabbalah (derivada de la palabra hebrea lekabel, recibir) nos enseña a entender estos principios para que nosotros podamos recibir satisfacción verdadera en cada área de nuestras vidas. Más aún, la Kabbalah nos enseña el uso de estas leyes espirituales para influir positivamente a toda la humanidad.Aunque el término "religión" es usado por la gente como una etiqueta para describir a la Kabbalah, esta no es la nomenclatura más adecuada. La Kabbalah es, de hecho, más una "tecnología" que una religión. Esta tecnología, como las ciencias, nos permite conectarnos con y usar las poderosas leyes espirituales del universo para nuestro propio desarrollo y el mejoramiento del mundo.En existencia desde el principio del tiempo y descubierta hace 4000 años, la Kabbalah es mucho más que un sistema filosófico intelectualmente fascinante. Es una descripción precisa de la naturaleza entrelazada de las realidades espirituales y físicas. La Kabbalah provee un complemento completo de herramientas poderosas y prácticas para obtener la paz y dicha que todos deseamos… y merecemos. De acuerdo con la Kabbalah, estos principios antiguos son el sistema que permitió la creación de la vida misma.Así que la Kabbalah es simplemente una serie de tecnologías (o herramientas) que, si se usan apropiadamente, pueden eliminar caos e incrementar la satisfacción en nuestras vidas y en el mundo. Para acceder estas tecnologías, uno sólo debe estar dispuesto a aprenderlas y a aplicarlas. A diferencia de los grupos espirituales, no se requiere de ninguna membresía para estudiar Kabbalah, sólo el simple deseo de mejorar nuestras vidas y la disciplina de aplicar estas herramientas a nuestras circunstancias.La Kabbalah es a la espiritualidad como el ejercicio y la dieta son para el cuerpo físico: sólo son útiles si se aplican. Los estudiantes de Kabbalah sólo pueden experimentar resultados positivos si están dispuestos a aplicar estas tecnologías en sus vidas.La Kabbalah puede ser estudiada a través de clases en una localidad del Centro de Kabbalah, libros, audio y video, cursos en línea, teleconferencias, y de uno a uno con un instructor privado. La Kabbalah puede ser practicada y aplicada al atender a eventos y a través de la aplicación simple de sus principios en nuestra existencia diaria.

Afinacion diaria de la conciencia de la kabbalah

http://www.kabbalah.com/spanish/


Nuestro trabajo espiritual es el único trabajo verdadero. Por lo menos, deberá ser considerado tan importante como nuestro trabajo diario; tan importante como el trabajo que paga las cuentas, porque es lo que marca la diferencia en cada área de nuestras vidas. El trabajar en nosotros mismos es precisamente lo que nos trae la prosperidad, la salud, el amor y el éxito en abundancia. Hoy, reconoce que si no te estás transformando desde adentro, el afanarte externamente no te llevará a ningún sitio. Trabaja en tí mismo, y el resto de tu trabajo tendrá su efecto.

Una vez, los estudiantes de Rav Menajem, el gran kabbalista de Kotzk , le preguntaron: "¿Dónde está Dios?" El les contestó: "Donde quiera que lo dejen entrar." Una forma de "dejarlo entrar" es a través de nuestro corazón. Hoy, abre tu corazón, ÁBRELO COMPLETAMENTE. Compadécete del sufrimiento de otros. Comprende el dolor de otros. Y ten tolerancia por tus propias frustaciones y caidas. Deja que fluya el amor


Todos sabemos que cuando nuestra gratificación instantánea llama, su voz es alta y clara. Es cierto que algunos de nosotros nos hemos enseñado a tener paciencia y otros entre nosotros han aprendido el valor de la calidad sobre la cantidad, pero aún así nuestros deseos nunca parecen ser satisfechos. Encontramos satisfacción, pero sólo momentáneamente. Este tipo de deseo es doloroso porque nunca se detiene. Es insaciable. Es el deseo de gratificación externa. Viene de enfocarnos en lo que carecemos; en buscar cosas externas para llenar el vacío. Pero cuando nos enfocamos en lo que sí tenemos, no sentimos la necesidad de aliviarnos con todas las cosas tras las cuales vamos (las que sabemos que no son buenas para nosotros). La lección aquí es que algunas veces sólo necesitamos mirar alrededor para ver y apreciar todo lo que tenemos. Espero que hoy te tomes el tiempo para contar tus bendiciones y recordar que con todo el dolor y conflicto que soportamos, éste es, con todo, un mundo hermoso.


Está escrito: "Surgirás con alegría. A través de la alegría puedes salir de todos tus problemas".- El Kotzker Rebe Existe mucha turbulencia allí fuera. Conozco a muchos estudiantes que se encuentran preocupados acerca de qué es lo que va a suceder con la economía y el estado del mundo, No estoy aquí para dar respuesta a preguntas geopolíticas pero puedo decirles que el estar conectados con la Luz siempre ha sido y siempre será la solución a todo lo que nos afecta. Y al final del día, la Luz es amor y alegría. Así que conéctate hoy siendo alegre sin importar lo difícil que sea. Cuando tengas dudas, por lo menos finge una sonrisa. Esto hará maravillas


¿Por qué Adán salió del Jardín de Edén? Todo mundo, todos juntos ahora: ¡Comió la manzana!No. El Zóhar [texto de la Kabbalah de hace 2,000 años] dice que su verdadero pecado fue que dejó de sentirse merecedor de estar allí. ¡Ésa fue la única razón! El punto es que nos es permitido cometer errores. Todos nosotros. Por ello es que uno de los dichos favoritos de mi madre y maestra Karen Berg es: Los ángeles están en el cielo. Nosotros estamos aquí precisamente por caernos... y volvernos a levantar. Pero cuando nuestros 'pecados' nos hacen sentir menos, o que no merecemos estar vivos, bueno. ése es el verdadero pecado. Hoy, aspira a un alto nivel pero no tan alto que no puedas alcanzarlo.

En muchas ocasiones tenemos una gran idea o impulso y no actuamos. 'Lo pensamos'. Y antes de que nos demos cuenta, es demasiado tarde.Los milagros necesitan ocurrir en el espacio que no es muy cómodo y que conlleva riesgos. Al instante que sabes lo que necesitas hacer, es cuando tienes que tomar acción.Deja los pensamientos solos por las próximas 24 horas. Actúa... y Actúa con rapidez.

El instinto de supervivencia es la fuerza más poderosa en la Tierra, sin duda alguna. Y es el ego el dueño del trofeo del instinto de supervivencia más fuerte de todos. El ego no quiere morir.El Ego quiere mantenernos a todos desconectados de la paz, el amor y la Luz. Quiere mantener a cada uno de nosotros llenos de dolor, miedo y agitación emocional. Él preferiría que fuéramos la lámpara en la esquina cubierta con cortinas de tela, sin siquiera la más mínima Luz brillando a través.Eso es lo que siempre ha querido, y está dispuesto a cegarnos con la duda en un intento desesperado de retrasar nuestro progreso y transformación.Hoy, solo dile que no al ego (es decir ¡DI NO A TUS DUDAS!)
SOBERANÍA PERSONAL
Serge King

La cuestión de la soberanía personal es un tema que nos afecta a todos, individuos y sociedades, nos demos cuenta de ello o no. Entender esto nos puede ayudar a interpretar lo que ocurre dentro nuestro y a nuestro alrededor. Incrementar la soberanía puede cambiar radicalmente nuestra existencia.

La palabra «soberano» significa tener suprema autoridad sobre algo o alguien y ser extremadamente efectivo y poderoso. Debido a ello, generalmente se la aplica a dioses, realeza y gobiernos. Aludimos a los reyes y reinas como soberanos (aún cuando sólo se trate de reinados figurativos) y hablamos de los derechos soberanos de las naciones y estados.

La soberanía personal implica entonces, el poder y la autoridad intrínsecos del individuo para determinar su propia dirección y destino. Si ello suena sospechosamente a libre albedrío, es porque soberanía personal y libre albedrío son la misma cosa.

Así como soberanía nacional quiere decir tener poder y derecho para tomar decisiones y llevar a cabo acciones de interés nacional, sin ser forzado a ello por otras naciones, de la misma manera, ser una persona soberana significa ser capaz de elegir las propias acciones y reacciones, sin ser forzado a ello por otras personas. Dependiendo del grado en que se halle presente el libre albedrío en todas estas decisiones, tanto personales como nacionales, es que existe o no soberanía.

Aún cuando la soberanía también implica tener poder y ser efectivo, de ello no se deduce que una vez que uno la tiene puede hacer con ella lo que guste. Ya se trate de una nación o de una persona, debe considerarse también la soberanía de otros. Por supuesto, tú puedes tratar de disminuir o destruir la soberanía de los demás para obtener lo que quieres, como a veces hacen algunas personas y naciones, pero la experiencia humana muestra que, generalmente, se puede lograr más a través de la cooperación que de la conquista.

En última instancia, no obstante, cada uno tiene tanta soberanía como la que puede demostrar. Tener derechos soberanos y ser soberano no es lo mismo. La manera de aumentar tu soberanía personal es aumentando el uso de tu libre albedrío o voluntad. La manera de hacer esto último es decidiendo por ti mismo las acciones a seguir y las reacciones que vas a tener en una situación dada, y decidir también por ti mismo cómo vas a interpretar tus acciones y reacciones, decidir si son elegidas libremente o no.

Por ejemplo, si trabajas para alguien y te ordenan hacer una tarea displacentera, puedes sentirlo como si hubieras perdido algo de tu libre albedrío. Pero además de recordar que siempre puedes renunciar a ese trabajo, también puedes decidir que no estás trabajando para tu jefe; que estás brindando un servicio compensado, y que puedes decidir hacer la tarea porque así lo eliges y no porque te la ordenaron. El punto es que siempre puedes elegir tus acciones y reacciones.

Mantente alerta, sin embargo. La soberanía personal tiene un alto precio. Se lo llama responsabilidad personal. A medida que aumenta el uso de tu libre albedrío, también aumenta tu responsabilidad por tus propias acciones y reacciones. Auméntela lo suficiente y no serás capaz de culpar a tus padres, tus enemigos, tus amigos, tus amantes o cónyuge, la sociedad, el destino, Satán o Dios por nada que tenga que ver con tu experiencia.

Si mucha gente incrementara su responsabilidad personal, sobrevendrían cambios impresionantes en nuestra sociedad. Desaparecerían relaciones co-dependientes y manipulativas, una incontable cantidad de abogados de pleitos tendrían que encontrar nuevas profesiones, a los políticos se los responsabilizaría por sus acciones; las compañías de seguro tendrían que cambiar muchas de sus cláusulas; gentes de diferentes credos serían más tolerantes unos con otros, la humanidad actuaría más desde el amor y menos desde el miedo.

"Jesús decía: «Cuando veáis la abominable desolación anunciada por el profeta Daniel, que aquél que esté en el tejado no descienda para coger lo que está en su casa.» No bajar del tejado... En el lenguaje eterno de los símbolos, el tejado es el espíritu donde siempre uno está seguro y en paz. El consejo de Jesús se refiere por lo tanto a la vida psíquica. Cuando estallanconmociones en el mundo o en el interior de uno mismo, nunca se debe buscar ayuda abajo, sino esforzarse por subir a lo más alto posible y mantenerse allí, en la cima, es decir, reflexionar, razonar, unirse al Cielo, con el fin de encontrar la paz y la luz. Sólo entonces se verá claro y se encontrará el modo de actuar, de salvarse, y de salvar también a los demás.¡Cuántas veces ha sucedido que en vez de huir de un incendio, la gente se lanza al fuego! ¿Por qué? Por que han «bajado» del tejado, han perdido la cabeza, se han dejado invadir por la inquietud y las emociones."Omraam Mikhaël Aïvanhov

Plantéate un desafío y permite que ese desafío se manifieste constantemente: Desde este momento en adelante, este momento de la existencia, empezaré a encontrar felicidad y paz dentro de mí. Invocaré el nombre de Dios mañana, tarde y noche. Y me voy a dedicar y a entregar totalmente a la elevación de cada conciencia que llegue a mí. Por lo tanto, sonreiré por dentro y por fuera. No me avergonzaré de mi amor. Demostraré mi amor completamente. Simplemente estaré ahí y otorgaré a los demás ese mismo espacio en el cual desenvolverse.John-RogerDe: “Rededicarse a la Trascendencia del Alma”

Revista luz del alma 33

La ley de la atraccion..


La Ley de Atracción
por Esther y Jerry Hicks
"Pide y se te dará


La Ley más poderosa del Universo
Todo pensamiento vibra, todo pensamiento irradia una señal y todo pensamiento atrae una señal que se corresponde con él. Este proceso se denomina la Ley de Atracción.

La Ley de Atracción dice: «Todo lo que se asemeja se atrae». Por tanto podemos afirmar que la poderosa Ley de Atracción es un Gerente Universal que se afana en reunir todos los pensamientos que concuerdan.

Para comprender este principio basta con que enciendas la radio y sintonices deliberadamente tu receptor para que capte la correspondiente señal de una antena emisora. No puedes oír la música emitida por la frecuencia de radio 101 FM si sintonizas en tu receptor la frecuencia 98.6 FM. Entiendes que la frecuencia vibratoria debe coincidir, y la Ley de Atracción lo confirma.

Así pues, cuando tu experiencia te haga lanzar cohetes vibratorios de deseos, debes hallar el medio de mantenerte constantemente en una armonía vibratoria con esos deseos a fin de captar su manifestación.

¿A qué prestas atención?
Aquello a lo que prestas atención hace que emitas una vibración, y las vibraciones que ofreces equivalen a lo que pides, lo cual equivale a tu punto de atracción. Si en estos momentos deseas algo que no posees, sólo tienes que centrar tu atención en ello y, en virtud de la Ley de Atracción, lo obtendrás, porque cuando piensas en ese objeto o experimentas lo que deseas, emites una vibración, y según esa Ley de Atracción, obtendrás ese objeto o esa experiencia que deseas.

Ahora bien, si deseas algo que en estos momentos no tienes y centras tu atención en el hecho de que no lo tienes, la Ley de Atracción seguirá respondiendo a la vibración de que no lo tienes, de forma que seguirás sin obtener lo que deseas. Así funciona esta ley.

¿Cómo puedo saber qué atraigo?
La clave para atraer algo que deseas hacia tu experiencia consiste en alcanzar una armonía vibratoria con lo que deseas. La forma más sencilla de alcanzar esa armonía vibratoria es imaginar que ya tienes lo que deseas, fingir que ya forma parte de tu experiencia, hacer que tus pensamientos se deleiten con la experiencia, y a medida que practiques esos pensamientos y empieces a ofrecer sistemáticamente esas vibraciones, facilitarás que lo que deseas pase a formar parte de tu experiencia.

Ahora bien, si prestas atención a lo que sientes, te será fácil averiguar si diriges tu atención a tu deseo o a la ausencia de él. Cuando tus pensamientos coinciden a nivel vibratorio con tu deseo te sientes bien, la gama de tus emociones pasa de la satisfacción a la expectativa, al anhelo, a la alegría. Pero si prestas atención a la falta o la ausencia de lo deseado, tu gama de emociones pasa del sentimiento de pesimismo a la preocupación, al desánimo, a la ira, a la inseguridad y a la depresión.

Así pues, en la medida en que seas consciente de tus emociones, siempre sabrás si facilitas esa parte de tu Proceso Creativo y no volverás a interpretar erróneamente el motivo por el que no consigues lo que anhelas. Tus emociones constituyen un maravilloso sistema de guía y si les prestas atención podrás orientarte hacia lo que deseas.


Te guste o no, obtienes aquello en lo que piensas.
Según la poderosa Ley de Atracción, atraes hacia ti la esencia de lo que ocupa predominantemente tu pensamiento. De modo que si piensas sobre todo en las cosas que deseas, tu experiencia vital reflejará esas cosas. Por el contrario, si piensas ante todo en lo que no deseas, tu experiencia vital reflejará esas cosas.

Pienses lo que pienses, es como planificar un acontecimiento futuro. Cuando valoras algo, lo planificas. Cuando algo te preocupa, lo planificas. Preocuparse es utilizar tu imaginación para crear algo que no deseas. Cada pensamiento, cada idea, cada Ser, cada objeto... todo es vibratorio, de forma que cuando centras tu atención en algo, siquiera durante un breve espacio de tiempo, la vibración de tu Ser comienza a reflejar la vibración de aquello a lo que prestas atención. Cuanto más piensas en ello, más vibras como ello; cuando más vibras como ello, más atraes a aquello que se corresponde con tu vibración. Esa tendencia en materia de atracción aumenta hasta que ofreces una vibración distinta. Y cuando ofreces una vibración distinta, las cosas que coinciden con esa vibración son atraídas hacia ti, por ti.

Cuando comprendes la Ley de Atracción deja de sorprenderte lo que ocurre en tu experiencia, pues entiendes que eres tú quien lo ha propiciado, quien lo ha creado, a través del proceso de tu pensamiento. No puede ocurrir nada en tu experiencia de vida que tú no hayas propiciado a través de tu pensamiento.

Puesto que no existen excepciones a la poderosa Ley de Atracción, resulta sencillo comprenderla. Y cuando comprendas que consigues aquello en lo que piensas y, lo que no es menos importante, cuando seas consciente de lo que piensas, podrás ejercer un control absoluto sobre tu propia experiencia.

¿Son muy grandes tus diferencias vibratorias?
Te pondré unos ejemplos. Existe una gran diferencia vibratoria entre tus pensamientos de apreciación hacia tu pareja y tus pensamientos de lo que te gustaría que fuera distinto en tu pareja. La relación con tu pareja, sin excepción, refleja la preponderancia de tus pensamientos. Porque, aunque quizá no seas consciente de ello, al pensar en tu relación haces literalmente que ésta cobre vida.
Tu deseo de mejorar tu situación económica no puede cumplirse si envidias la buena fortuna de tu vecino, porque la vibración de tu deseo y la vibración de tu sentimiento de envidia son distintas.

Comprender tu naturaleza vibratoria te ayudará a crear tu propia realidad de forma sencilla y deliberada. Luego, con el tiempo y la práctica, comprobarás que todo lo que deseas puede realizarse fácilmente, pues no hay nada que no puedas ser, hacer o tener.

Por extraño que parezca al principio, conviene que empieces a aceptarte como un Ser Vibratorio, pues vives en un Universo Vibratorio y las leyes que rigen este Universo se basan en las vibraciones.

Cuando alcances conscientemente la armonía con las leyes universales y comprendas por qué las cosas responden de la forma en que lo hacen, la claridad y la comprensión ocuparán el lugar del misterio y la confusión. El conocimiento y la confianza sustituirán la duda y temor, la incertidumbre cederá ante la certidumbre, y la alegría se convertirá de nuevo en la premisa básica de tu experiencia.

Todo Cuanto Existe... se beneficia de tu existencia.
Debido a que vives tu experiencia específica, que hace que se formule en ti un deseo específico, y debido a que la Fuente te escucha y atiende tu petición, el Universo, en el que nos hallamos todos, se expande. ¡Algo maravilloso!
Tu actual realidad tiempo-espacio, tu actual cultura, tu actual forma de ver las cosas, todo lo que compone tu perspectiva, ha evolucionado a lo largo de un sinfín de generaciones. De hecho, sería imposible seguir el rastro de todos los deseos, las conclusiones y las perspectivas que son fruto de tu singular punto de vista aquí y ahora. Pero lo que deseamos fervientemente que sepas que es al margen de lo que haya generado tu singular punto de vista, el caso es que lo ha generado. Tú existes; piensas, percibes y pides, y tus peticiones son atendidas. Y Todo Cuanto Existe se beneficia de tu existencia y de tu punto de vista. De modo que tu importancia no admite duda, al menos para nosotros. Comprendemos perfectamente tu inmenso valor. Tu valía personal no está en tela de juicio, al menos por lo que respecta a nosotros. Sabemos que mereces que la Energía que crea mundos atienda todos tus deseos, y sabemos que lo hace, pero muchos de vosotros, por diversas razones, no permitís que lo que habéis pedido fluya hacia vosotros.


Redescubre el arte de permitir que tu Bienestar natural fluya hacia ti.
Deseamos que redescubras tu capacidad innata de permitir que el Bienestar de este Universo fluya constante y libremente hacia tu experiencia, una disciplina que nosotros denominamos el Arte de Permitir. Consiste en permitir que el Bienestar —que constituye cada partícula de lo que eres y de dónde procedes— fluya a través de ti mientras sigas existiendo. El Arte de Permitir es el arte de dejar de resistirte al Bienestar que mereces, al Bienestar que es natural, al Bienestar que es tu legado, tu fuente, tu Ser.

Revista luz del alma 33

Perdonar

Perdonar
Robin Casarjian

Lo que no es perdonar
Perdonar no es justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión, la traición, la mentira y la deshonestidad son sólo algunos de los comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables. Tú puedes sentir que es conveniente e incluso necesaria una medida firme y decisiva, como el divorcio, el pleito o el fin de la relación, para impedir que vuelva a tener lugar ese comportamiento. El perdón no quiere decir que apruebes o defiendas la conducta que te ha causado sufrimiento, ni tampoco excluye que tomes medidas para cambiar la situación o proteger tus derechos. Es posible, por ejemplo, que la idea de perdonar a un violador, como expliqué en la introducción, moleste e incluso ofenda. Puede parecer imposible perdonar a alguien capaz de agredir tan violentamente a otra persona; y sin duda sería imposible si para perdonar hubiéramos de aceptar ese comportamiento.


Perdonar no es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es así. A veces puede ser engañosa y confusa la distinción entre perdonar de verdad y negar o reprimir la rabia y el dolor. Enfadarse se suele considerar inaceptable (sobre todo cuando uno expresa la cólera que siente), de manera que muchas personas aprenden muy pronto a sustituir sus auténticos sentimientos por sentimientos y comportamientos más aceptables que no tengan como consecuencia el castigo o el abandono.


Reflexiona un momento sobre tu infancia. Piensa en las ocasiones en que expresaste tu rabia. ¿Se mostraban comprensivos tus padres, tus maestros u otras personas? ¿Te escuchaban? ¿O te hacían salir de la habitación, te reprendían, te gritaban, se burlaban de ti o no te hacían caso? ¿Te decían: «No me contestes», «Las niñas buenas no chillan», «¿Qué van a pensar los vecinos?», «No me faltes al respeto»?

Tal vez aprendiste a ser un niño bueno o una niña buena y a reprimir la rabia simulando una actitud «simpática» a pesar de tu resentimiento y de sentir que no te comprendían. Es posible que ahora reprimas la rabia porque enfadarse no es compatible con tu imagen de buena persona, de buen padre, de buen marido o buena esposa o de buen amigo.

A continuación veremos algunos casos que ilustran la negación de la rabia en interés del «perdón»:

Los padres de una amiga mía, ya mayores, tienen un hijo de 45 años viviendo con ellos. Se dejan insultar verbalmente por él con regularidad, y le permiten que no contribuya casi con nada al mantenimiento de la casa. Ellos creen que lo aman y desean ayudarlo. Quieren ser «buenos padres» y piensan que son cariñosos al no ponerle límites ni exigirle nada. Lo «perdonan» para mantener la paz, mientras por debajo fluye una corriente constante de frustración y resentimiento.

Otra amiga mía sufrió una crisis personal cuando estaba fuera de la ciudad. Desde el hotel llamó a su marido, en busca de consuelo. Pasados sólo unos pocos minutos él cortó la conversación bruscamente. Ella se sintió herida y enfadada, pero intentó disculparlo y no dar importancia a esa conducta pasando por alto su falta de comprensión. Estaba decidida a «ser comprensiva y perdonar». A la mañana siguiente se despertó aún enfadada y con dolor de cabeza.

No se puede ofrecer un perdón verdadero si se niega o se hace caso omiso de la rabia y el resentimiento. Perdonar no es adoptar una actitud de superioridad o farisea. Si se perdona a alguien porque se le tiene lástima o se lo considera tonto o estúpido, es que se confunde perdonar con ser arrogante y criticón. El padre de una clienta mía, por ejemplo, sin darse cuenta de que su actitud era mortificante, le ofreció «perdonarla» diciéndole: «No te preocupes, te perdono. De todas maneras, ya sabía yo que no serías capaz de hacerlo bien».

El perdón no significa que debas cambiar de comportamiento. Si yo perdono a un viejo amigo con quien he estado enemistada, no por eso tengo que comenzar a llamarlo de nuevo... a no ser que realmente desee hacerlo. Puedes perdonar a tu marido porque es descuidado con el dinero, pero eso no significa que tengas que entregarle tus ingresos ni dejar que lleve las cuentas de la casa. Puedes perdonar a tu madre por ser tan criticona y al mismo tiempo decidir no hacerle confidencias. Puedes perdonar a un trabajador incompetente y despedirlo por no hacer bien su trabajo.

El perdón no exige que te comuniques verbal y directamente con la persona a la que has perdonado. No es preciso ir y decirle: «Te perdono», aunque a veces esto puede ser una parte importante del proceso de perdonar. Con frecuencia, la otra persona advertirá el cambio que se ha producido en tu corazón. A veces puede ser necesario que quede como una opción secreta. Podría ser que las personas que te hacen sentir más furia sean aquellas con las que te resulta imposible comunicarte. Quizás hayan muerto o no estén dispuestas a hablar contigo. Si para la curación fuera necesaria la comunicación directa y verbal, entonces nuestro destino sería convivir para siempre con nuestro sufrimiento. Afortunadamente no es así. Aunque podamos optar por actuar de un modo diferente, el perdón sólo requiere un cambio de percepción, otra manera de considerar a las personas y circunstancias que creemos nos han causado dolor.

revista luz del alma33

Karma



KARMA
Sri Swami Sivananda


Karma es un término sánscrito que significa acción o hecho. Cualquier acción física o mental es Karma. El pensamiento es Karma mental. El Karma es la suma total de todas nuestras acciones, tanto en la vida presente como en los nacimientos precedentes.

Karma no sólo significa acción, sino que también se refiere al resultado de la acción, ya que la consecuencia de una acción no es algo separado de ésta, sino que forma parte inseparable de ella.

La Ley del Karma es la ley de la causación. Dondequiera que haya una causa, ésta ha de producir un efecto. La semilla es la causa del árbol, siendo éste su efecto. El árbol produce, a su vez, semillas y se convierten así en la causa de éstas. La causa se halla en el efecto y éste se halla en la causa. El efecto es, pues, similar a la causa. Ésta es la cadena universal de causas y efectos que no tiene fin. No sobra ningún eslabón en la cadena. Este mundo se rige por esta ley vital y fundamental, que es inexorable e inmutable. Esta gran ley opera en todas partes, tanto en el plano físico como en el mental. Ningún fenómeno puede escapar al funcionamiento de esta ley poderosa. Todas las demás leyes de la naturaleza están subordinadas a esta ley fundamental.

No puede darse ningún acontecimiento sin una causa definida y positiva que lo propicie. El estallido de una guerra, el surgir de un cometa, el comienzo de una epidemia, el trueno, el relámpago, el terremoto o el volcán, las inundaciones, las enfermedades en el cuerpo, la fortuna, el infortunio, todas las cosas tienen causas definidas tras ellas.

La gran ley de la causación incluye la ley de acción y reacción, la ley de la compensación y la ley de la retribución. Todas estas leyes se agrupan bajo el título genérico de Doctrina del Karma.


La ley de acción y reacción
Si hay una acción, debe haber una reacción. La reacción será de igual fuerza y de naturaleza similar a las de la acción. Cada pensamiento, deseo, imaginación y sentimiento producen una reacción. La virtud produce su propia recompensa; el vicio produce su propio castigo. Así funciona la ley de la reacción. Dios ni castiga al malvado ni premia al virtuoso. Son sus propios Karmas los que producen el premio o el castigo. Es la ley de acción y reacción la que produce los frutos. No hay que culpar a nadie de ello.
Esta ley opera en todas partes con una precisión constante y con una exactitud científica. La ley de acción y reacción opera en ambos planos, el físico y el mental.


La ley de la compensación
La ley de la compensación opera en todos los fenómenos de la naturaleza. La semilla se abre y surge de ella un gran árbol. No se pierde nada al romperse la semilla, pues surge un árbol de acuerdo con la ley de la compensación. La madera se quema y se destruye, pero se produce calor de acuerdo con la ley de la compensación, pudiéndose así cocinar los alimentos en el fuego.

Si hace demasiado calor en Viyaiauada, hace entonces mucho frío en el monte Kailas o en Uttarkasi, en los Himalayas. Ésa es la ley de la compensación. Si hay en un determinado lugar diez villanos, habrá también dos almas sáttvicas (puras) para compensar. Si hay flujo en Puri, habrá reflujo en Waltair. Ésa es la ley de la compensación. Cuando es de día en la India, es de noche en América. La paz sigue a la guerra y viceversa. Ésa es la ley de la compensación. Esta ley opera también en el plano mental.

La ley de la compensación mantiene el equilibrio y establece la paz, la concordia, la estabilidad, la armonía y la justicia en la naturaleza. Piensa profundamente. Reflexiona. Recapacita. Verás cómo esta ley de la compensación opera maravillosamente en todas partes en los fenómenos de la naturaleza. Es inexorable e inmutable. Nadie puede desafiar a esta ley implacable e irresistible. Si haces un acto malo, cosecharás un mal fruto en compensación.

Si consideras la vida de un individuo como un hecho aislado que empieza con el nacimiento de su cuerpo físico y acaba con su muerte, no podrás hallar ninguna explicación coherente a los acontecimientos de la vida. Te moverás a ciegas. Tu vida presente no es nada comparada con la existencia del alma. Es momentánea, es un mero fragmento. Siempre que trates de buscar la causa o el antecedente de cualquier cosa, tendrás que remontarte a los acontecimientos remotos producidos a lo largo de la existencia eterna del alma. Sólo entonces podrás encontrar un equilibrio perfecto entre la causa y el efecto, o entre el antecedente y la consecuencia. Tendrás, pues, que juzgar teniendo una visión amplia que contemple la existencia del alma como algo eterno.

La ley de la compensación abarca una parte muy amplia que afecta a toda la existencia. La vida no concluye con la desintegración de este cuerpo físico. Existen sucesivas reencarnaciones y han habido también incontables vidas previas. Toma esto en consideración y adopta una visión más amplia de la existencia. Únicamente de este modo podrás aclarar tus dudas y hallar una solución perfecta y satisfactoria para los acontecimientos intrincados y complejos de la vida. Después no quedará lugar ya para quejas, lamentaciones ni errores.


La ley de la retribución
Todo crimen o acción reprobable genera su propio castigo de acuerdo con la ley de la retribución. La ley de la causación, la ley de acción y reacción, la ley de la compensación y la ley de la retribución, funcionan todas combinadas y simultáneamente. Quien roba a otro hombre, se roba antes a sí mismo. Quien hiere a otro hombre, se hiere antes a sí mismo. Quien engaña a otro hombre, se engaña a sí mismo primero. Recuerda que Dios no es ni parcial ni injusto. Recuerda que Dios no es responsable de la riqueza de un hombre ni de la pobreza de otro. Sufres debido a tus propias acciones negativas.

No hay nada caótico o caprichoso en este mundo. Nada ocurre en este universo por casualidad o de una manera desordenada. Todo ocurre según una sucesión ordenada. Los acontecimientos se siguen unos a otros en un orden armónico. Hay una cierta conexión definida entre lo que haces ahora y lo que te ocurrirá en el futuro. Siembra, pues, siempre semillas que den frutos positivos y que te hagan feliz aquí y después de esta vida.


Cómo se conforma el Karma
El hombre tiene una triple naturaleza, que consiste en Ichha, Ñana y Kriya. Ichha es el deseo o sentimiento. Ñana es el conocimiento. Kriya es la voluntad. Las tres conforman su Karma. Él conoce los objetos, como la silla, el árbol, etc., siente alegría o tristeza por ellos y desea hacer esto o aquello.

Tras toda acción hay un deseo o pensamiento. Surge en la mente el deseo por un objeto e inmediatamente piensas cómo obtenerlo, esforzándote luego por poseerlo. El deseo, el pensamiento y la acción van siempre juntos. Son los tres hilos, como si dijésemos, que se trenzan formando la cuerda del Karma.

El deseo induce el Karma. Trabajas y te esfuerzas por conseguir los objetos de tu deseo. El Karma produce sus frutos, como dolor o placer. Tendrás, pues, que renacer una y otra vez para cosechar los frutos de tus Karmas. Ésta es la Ley de Karma.


Clases de Yoga Sivananda en Neuquén
http://www.luzdelalma.jetband.com.ar/yogasivananda.htm


revista luz del alma 33

Por Deepak Chopra

El sendero del mago
Deepak Chopra


El mago observa los ires y venires del mundo,
pero su alma habita en el ámbito de la luz.
El paisaje cambia, el observador permanece igual.
El cuerpo es sólo el sitio al que los recuerdos llaman hogar.


Merlín prefería evitar que lo vieran los mortales, pero en ocasiones se le podía ver una tarde de verano haciendo equilibrio en un pie, al borde de un campo. Los campesinos curiosos se le acercaban, pero Merlín permanecía como una estatua, sin emitir sonido alguno o reconocer su presencia.

En esas ocasiones, Arturo pensaba que su maestro parecía una garza vieja acechando a un pez en el pantano. Un día, después de que Merlín había pasado horas contemplando el estanque, el niño no resistió la tentación de preguntarle qué era lo que miraba.

"No lo sé con exactitud", contestó Merlín.
"Vi una libélula y quise mirarla más de cerca. Se atravesó en mi camino como un sueño fugaz, pero al cabo de un momento olvidé si la libélula era mi sueño o si yo era el de ella."
"¿No es obvia la respuesta?", preguntó Arturo.
Merlín le propinó un golpecito en la cabeza y le dijo: "Tú crees que tus sueños existen aquí adentro. Pero como yo me encuentro en todas partes, ¿cómo puedo saber cuál parte de mí sueña a otra?"


Al mago que llevamos dentro también podríamos llamarlo testigo. El papel del testigo es no intervenir en el mundo cambiante, sino ver y comprender. El testigo no descansa — permanece despierto aun mientras soñamos o dormimos sin soñar. Por lo tanto, no necesita ver a través de nuestros ojos, lo cual parece bastante mágico. ¿No son acaso los ojos los órganos esenciales para ver?

La energía y la información son fundamentales para cualquier cosa que podamos ver, oír o tocar en el mundo relativo— cada átomo se puede descomponer en esos dos elementos. Sin embargo, en su estado primordial esos ingredientes no tienen forma. Un haz de energía puede alejarse en un remolino informe como una bocanada de humo; la información se puede descomponer en trozos aleatorios de datos. Se necesita otra fuerza para organizar el orden maravilloso de la vida: la inteligencia. La inteligencia es lo que aglutina al universo.

Para el mago, ésta no es una noción teórica porque puede ver con su propio ojo interior que él es esa inteligencia. Los mortales se desconciertan ante este concepto, puesto que no pertenece a la mente. Están acostumbrados a saber las cosas, pero no a la sabiduría misma.

"El mortal más brillante", dijo Merlín, "no es mejor que el más idiota tan pronto como ambos se duermen. Los dos tienen las mismas pesadillas y se preocupan por la muerte. El temor nace con ellos y no pueden disfrutar el más nimio de los placeres sin saber que al poco tiempo se desvanecerá".


La sabiduría del mago permanece presente incluso durante el sueño. La inteligencia universal siempre despierta, consciente y que todo lo sabe, no es para el mago una fuerza creadora distante. Vive en cada átomo. Es el ojo detrás del ojo, el oído detrás del oído, la mente detrás de la mente. Por lo tanto, el mago no necesita estar despierto con los ojos abiertos para ver. En el sentido más profundo, podemos ver mientras dormimos o soñamos, porque ver significa estar despiertos a la inteligencia universal. Cuando el testigo está totalmente presente, todo es comprensible. El conocimiento del mago es sabiduría pura que no depende de los hechos externos. Es el agua de la vida tomada directamente de su fuente. Sin importar los cambios que ocurran en el universo, la sabiduría del mago no puede cambiar — el paisaje va y viene pero el observador es siempre el mismo. Antes de hallar al mago en nuestro interior, todos dependemos de los sentidos y de la mente para saber lo que sabemos. Nuestro conocimiento es aprendido. Está almacenado en la memoria y catalogado de acuerdo con las cosas que nos interesan; por consiguiente, es selectivo. El conocimiento del mago es innato.


En una ocasión, Arturo casi muere de susto cuando Merlín salió corriendo como si estuviera loco, blandiendo un enorme cuchillo de carnicero.
"¿Qué haces?", preguntó el aterrorizado muchacho.
"Estoy pensando", contestó Merlín. "¿Acaso tú no piensas así?"
"No", dijo Arturo.
Merlín se detuvo y dijo: "Ah, entonces debo estar equivocado. Tenía la impresión de que la mayoría de los mortales utilizaban la mente como un cuchillo, para cortar y disecar. Quería saber cómo era. Si me permites decirlo, hay mucha violencia oculta en lo que ustedes los mortales llaman racionalidad".


La mente del mago es como un lente que toma lo que ve y lo deja pasar sin distorsionarlo. La ventaja de ese tipo de consciencia es que unifica, mientras que la mente racional separa. La mente racional observa "en el exterior" un mundo de objetos en el tiempo y el espacio, mientras que el mago lo ve todo como parte de sí mismo. En lugar del "exterior" y el "interior", existe una sola corriente unificada. De ahí que Merlín dijera que no sabía si era él quien soñaba con la libélula o si la libélula era la que soñaba con él. Sólo hay diferencia en la separación, tal como la ve la mente. Para el ojo del mago, los dos son una misma cosa.

Articulo de Norberto Levy

AMOR y PODER
Norberto Levy



Es conveniente distinguir el poder como sustantivo del poder como verbo: «el poder hacer». En general cuando decimos: «Tal persona tiene poder» nos referimos al poder como sustantivo, es decir a la capacidad de influir sobre la voluntad del otro. Cuando esa capacidad se desliza hacia la dominación expresa la modalidad inmadura del poder.

Si bien pareciera que es la que más tenemos en cuenta, no es la única. Existe también la forma madura del poder que consiste precisamente en tener la capacidad de utilizar mi energía, no para dominar sino para articular mis necesidades con las del otro y gestar una respuesta que nos contemple y nos exprese a ambos. Este es «el poder más poderoso» aunque no lo registremos tanto concientemente y es otra faceta del amor. El I Ching describe con brevedad y belleza esta modalidad cuando afirma: «Gobernar es servir».


Leyes del amor
Una de las leyes que el amor conoce es que la parte puede estar bien de un modo íntegro y duradero en la medida en que el conjunto al cual esa parte pertenece también lo esté.
Un miembro de una pareja puede estar bien en la medida en que la estructura pareja esté bien. El marido o la esposa puede sentirse bien mientras somete a su cónyuge pero eso es sólo durante un breve tiempo. Es difícil imaginar un ser que experimente un completo bienestar rodeado de dolor. Ese dolor vuelve. Esto es así porque la trama que enlaza los destinos de la parte y el conjunto es muy fuerte y en un sistema que funciona a alta velocidad la contundencia de dicha trama se ve de inmediato. Cuando los sucesos ocurren a velocidad menor, la relación entre la parte y el conjunto no se hace tan evidente.

Para comprender mejor esto imaginemos que tengo una infección en todo el brazo y que la fiebre aparece recién a los diez años de haber comenzado la infección. Me resultaría difícil comprender el enlace entre una cosa y la otra. Lo mismo ocurre con muchos acontecimientos humanos: cosechamos los resultados mucho tiempo después de haber sembrado la semilla y eso nos dificulta la comprensión de la relación causa-efecto. Por eso, algunos afirman -y adhiero a esa idea- que en el planeta tierra, en el cual los sucesos transcurren a baja velocidad, es necesario aprender a reconocer ciertas leyes que ya han sido descubiertas por sistemas que han funcionado a alta velocidad y que han permitido ver los enlaces naturales entre la parte y el conjunto. Si es cierto que existe una conciencia solar y si es cierto que existen formas de vida en las cuales ocurre lo mismo a alta velocidad, es muy probable que estos sucesos ya hayan sido descubiertos, comprendidos y establecidos, como leyes naturales. Por eso el «Ama a tu prójimo como a ti mismo» no es «el más difícil de los mandamientos» como suele decirse sino simplemente la expresión de una de esas leyes.


¿El amor a sí mismo es una forma de egoísmo?
El egoísmo tiene que ver con el deseo inmaduro, que se siente en el centro de la escena y se satisface exclusivamente con su realización, sin tener en cuenta a todo lo demás. El amor a sí mismo trasciende ese plano. Ama lo que le gusta de sí mismo y también lo que no le gusta. Puede no gustarme mi parte insegura y amarla igual. Amarla no quiere decir consentirla en el sentido de la complacencia, quiere decir tenerla en cuenta, respetarla y asistirla. Recién cuando he aprendido a amar lo que no me gusta de mí es que puedo amar lo que no me gusta de los otros, es decir todo aquello que no satisface mis deseos inmediatos. De modo que el amor a mí mismo no sólo no excluye el amor a los demás sino que es precisamente quien lo posibilita.


Amar y desear: diferencias.
El deseo es un movimiento de atracción hacia algo nacido de la percepción o el recuerdo de ese algo. Si deseo «uvas», todo lo que sea «no-uvas» será rechazado por mí. Deseo y rechazo son simultáneos, son las dos caras de la misma moneda.

Una famosa actriz de Hollywood, al leer un guión que le habían enviado, dijo: ¿A quién tengo que matar para obtener este papel? Esta frase, de alto impacto por otra parte, quedó inscripta luego como paradigma de entusiasmo, de una férrea voluntad para alcanzar algo, y casi condición indispensable para quien quiera avanzar en su carrera. Es decir, quedó socialmente glorificada. Y esa frase es, precisamente, la que mejor refleja la esencia del deseo inmaduro.

Es cierto que existen algunas situaciones en las que el deseo de algo encuentra un obstáculo al que efectivamente debe eliminar. En la vida humana el contexto para ese tipo de relación se produce cuando hay un bien escaso y dos que pugnan por obtenerlo. El grave problema es que este marco que se da en algunas situaciones acotadas lo hemos extendido al resto y por lo tanto vivimos toda la vida como un combate permanente.

Volviendo ahora al centro de la pregunta: Una de las diferencias entre amar y desear es que el deseo se satisface exclusivamente con la obtención de lo deseado mientras que el amor encuentra el bienestar en el bienestar de todos los protagonistas.

El amor le reconoce al obstáculo el mismo derecho a existir que le otorga al deseo para el cual lo es. Por ejemplo: «yo deseo estar con María pero ella ama a otro hombre y esa decisión de ella me parece tan digna de ser respetada y considerada como mi propio deseo. Su decisión está en el mismo rango que mi deseo, aunque me duela su decisión».

El deseo que cree que debe destruir el obstáculo para conectarse con su meta es el deseo no amoroso; ése es el deseo que mata. Yo deseo estar con María y ella desea estar con otro hombre; ese hombre es el obstáculo y entonces lo mato a él. Por este motivo es necesario distinguir la atracción del amor.


Rol de la pasión y tipos de deseo.
La pasión es precisamente una atracción intensa. Puede ser hacia una persona, hacia un quehacer, hacia un objeto, etc. Tanto puede ser la música como las estampillas o el fútbol… No importa tanto qué la inspira sino la intensidad que se siente ante eso que la inspira. Y esa atracción apasionada puede ser más o menos amorosa. En la pasión se ve con más amplitud lo que describimos antes en relación al deseo. Si siento una pasión no amorosa hacia alguien puedo matar a quien percibo como obstáculo, o a la misma persona si no satisface mis requerimientos. Es el típico crimen pasional. A veces se dice: «mató por amor…» eso es una confusión y lleva a más confusión. La realidad es que mató por la intensa frustración de la atracción no correspondida, pero no por amor.

La pasión amorosa siente la misma intensa atracción pero no se otorga ningún lugar de privilegio en su relación con el obstáculo. En última instancia, el amor es el que convierte a la relación entre la pasión y el obstáculo en una danza.

Cuando se habla del deseo en forma genérica y se describen sus características, lo que habitualmente se hace es hablar del deseo inmaduro. Quiero presentar aquí la propuesta de establecer una distinción conceptual dentro del deseo mismo y diferenciar deseo inmaduro de deseo maduro.

El deseo inmaduro se caracteriza porque se percibe en el centro de la escena y coloca al resto de los protagonistas en la posición de «seres a su servicio». Esto quiere decir que no reconoce la vida propia de los tres personajes básicos con quienes se relaciona: a) el objeto mismo del deseo, b) todos los que funcionen como medio para alcanzarlo y c) todos los que funcionen como obstáculo para alcanzarlo.

Veámoslo en un ejemplo: Juan quiere conocer a María y Manuel es el amigo común que se la presentará. Manuel es, por lo tanto, el medio a través del cual Juan llegará a María. Si el día convenido Manuel está cansado o con gripe, el deseo inmaduro de Juan lo «sacará a Manuel de la cama y lo arrastrará» hasta la reunión en la que le presentará a María. Para el deseo inmaduro quien cumple la función de medio debe estar disponible -sí o sí- para llevar a cabo su tarea. Presionará y forzará «como sea» para que así ocurra. Si al llegar a la reunión se entera que María está unida a Pedro, éste será, para Juan, el obstáculo que le impide unirse a María. Por lo tanto, el deseo inmaduro de Juan intentará excluir a Pedro «como sea» para eliminar ese obstáculo.

Este nivel evolutivo del deseo es la fuente de innumerables conflictos y sufrimiento. El deseo maduro, en cambio, se caracteriza por lo opuesto del anterior: no se ubica en el centro de la escena y tampoco inscribe al resto de los protagonistas como «seres a su servicio». Si pusiéramos a esa actitud en una frase, sería: «Reconozco mi derecho a desear estar con María, y también reconozco que María puede no desear estar conmigo. Si es así me resultará doloroso pero no me da derecho a agraviarla por sentir lo que siente. Si bien me frustra que Manuel esté cansado, le reconozco el derecho de experimentar un estado que no coincida con mis expectativas y será necesario volver a combinar otro encuentro. Y, aunque me duela, también reconozco que Pedro tiene el mismo derecho que yo a sentirse atraído por María y a ser, eventualmente, elegido por ella».

En el mismo momento en que comienzo a desear, comienzo a exponerme a la frustración. No puedo asegurarle a mi deseo la garantía de su logro, lo más que puedo asegurarle es mi mejor intento posible. En este nivel evolutivo -que es posible y necesario- el deseo deja de ser fuente de conflicto y se convierte en un colaborador conciente al servicio de la plenitud del desarrollo, tanto del individuo como del conjunto.

revista luz del alma 33

Escritos de Osho...

DISFRUTA LA MENTE
Osho


No trates de detener a la mente. Es una parte natural de ti; enloquecerás si tratas de detenerla. Sería como un árbol tratando de impedir que le crecieran hojas; las hojas son naturales para él.

Entonces, el primer consejo: no trates de detener tu pensamiento; está perfectamente bien.

El segundo consejo: el solo hecho de no detenerla no es suficiente; hay que disfrutarla. ¡Juega con ella! Es hermoso. Jugando con ella, disfrutándola, dándole la bienvenida, comenzarás a estar más alerta, más al tanto de ella. Esta toma de consciencia llegará de una manera muy indirecta; no será un esfuerzo por tomar consciencia. Cuando tratas de tomar consciencia, la mente te distrae y te molesta con ella. Sientes que es una mente que se la pasa parloteando constantemente, quieres estar en silencio y no te lo permite, así que comienzas a sentir a la mente como un enemigo.

Eso no es positivo; es dividirte en dos. Entonces tú y la mente se vuelven dos y surge el conflicto y las fricciones. Y toda fricción es suicida porque es perder energía sin necesidad. No tenemos tanta energía como para desperdiciarla en pelear contra nosotros mismos. Esa energía debe usarse para la alegría.

Por ello, comienza a disfrutar el proceso del pensamiento. Sólo observa los matices de los pensamientos, los giros que toman, cómo una cosa lleva a la otra, cómo se enganchan unos con otros. ¡Es un verdadero milagro que observar! Un pequeño pensamiento puede llevarte al final más alejado, y si observas no verás ninguna relación entre uno y otro.

Disfrútala, deja que se convierta en un juego; juégalo deliberadamente. Te sorprenderás: a veces sólo disfrutándolo encontrarás pautas hermosas. De repente encontrarás que un perro está ladrando y no está surgiendo nada en tu mente, no origina ninguna cadena de pensamientos. El perro sigue ladrando y sigues escuchando y no surge pensamiento. Surgirán pequeñas discontinuidades… pero no tendrán futuro. Llegan por sí solas y cuando vienen son hermosas. Y justo en esos pequeños huecos empezarás a observar al observador, pero eso será natural. Nuevamente empezarán los pensamientos y los disfrutarás. Hazlo con tranquilidad, tómalo con calma. La consciencia llegará a ti pero llegará indirectamente.

Observar, disfrutar, dejar a los pensamientos jugar su papel, es tan hermoso como ver al mar con sus millones de olas. La mente también es un mar y los pensamientos son olas. No obstante, la gente va y disfruta de las olas del océano pero no disfruta de las olas de su consciencia.


Transforma la mente
Siempre que quieras cambiar un patrón de la mente que se ha convertido en un hábito duradero, la respiración es lo mejor. Todos los hábitos mentales están asociados con el patrón de respiración. Cambia el patrón de respiración y la mente cambiará inmediatamente, instantáneamente. ¡Inténtalo!

Siempre que observes que esté surgiendo en ti un juicio y que estés cayendo en un viejo hábito, exhala inmediatamente, como si estuvieras tirando el juicio con la exhalación. Exhala profundamente, jalando el estómago y, conforme sacas el aire, siente o visualiza cómo todo el juicio está siendo expelido. Después inhala profundamente dos o tres veces. Simplemente ve qué pasa. Sentirás una frescura completa; el viejo hábito no habrá logrado tomar posesión.

Cuando quieras absorber algo, empieza con la inhalación; cuando quieras deshacerte de algo, comienza con la exhalación.

Sólo mira la manera inmediata en que es afectada la mente. Inmediatamente verás que ésta se ha movido a otro lugar; ha llegado una nueva brisa. No te encuentras en la vieja rutina así que no repetirás el viejo hábito. Esto sucede con todos los hábitos. Por ejemplo, si fumas y sientes la necesidad de fumar pero no quieres, inmediatamente exhala profundamente y expele la necesidad. Respira profundamente y verás que la necesidad ha desaparecido de manera inmediata. Ésta puede convertirse en una herramienta sumamente importante para el cambio interno.


Canta "Aum" (OM)
Cuando sientas demasiada perturbación alrededor o que tu mente está demasiado distraída, simplemente canta "Aum". Toma la costumbre de al menos veinte minutos por la mañana y veinte minutos por la noche de sentarte en silencio en una postura cómoda y, con los ojos semiabiertos, simplemente mira hacia abajo. La respiración debe ser lenta y el cuerpo no debe moverse. Empieza a cantar "aum" en tu interior; no hay necesidad de decirlo en voz alta. Será más penetrante con los labios cerrados; ni siquiera la lengua debe moverse. Repite "aum" rápidamente: "aum, aum, aum"… rápida y fuertemente pero dentro de ti. Sólo siente que está vibrando por todo el cuerpo: de los pies a la cabeza, de la cabeza a los pies.

Cada "Aum" cae en tu consciencia como una roca echada a un pozo. Surgen pequeñas olas y se distribuyen por todos lados. Las olas continúan expandiéndose y tocan todo el cuerpo. Al hacer esto habrá momentos, (y serán los momentos más hermosos), en los que no estarás repitiendo nada y todo se habrá detenido. De repente te darás cuenta de que no estás cantando y que todo se ha detenido. Disfrútalo. Si empiezan a llegar pensamientos comienza nuevamente a cantar.

Cuando lo hagas de noche, hazlo al menos dos horas antes de acostarte. Si en cambio lo haces justo antes de ir a la cama no podrás dormirte porque te habrá refrescado de tal manera que no tendrás sueño. Sentirás como si fuera de mañana y hubieras descansado bien, así que no tendrá sentido dormir.

Puedes hacerlo rápido, o bien encontrar tu propio paso. Después de dos o tres días encontrarás el ritmo que se acomode a ti. A algunas personas les sienta bien hacerlo muy rápido, "aum, aum, aum", casi solapándose. A otros les acomoda hacerlo muy despacio. Depende de ti. Hazlo de la manera que más te guste.

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