No soy yo, sino el Cristo en mí quien hace la obra.
“¿Me necesitas? Estoy aquí contigo.” Dejemos que estas palabras de James Dillet Freeman resuenen en nuestras mentes mientras hacemos una pausa en nuestra rutina diaria para pasar un momento tranquilo de oración. En este nuevo año, un tiempo para comenzar de nuevo, sabemos que Dios está con nosotros de día o de noche.Con esta conciencia nos unimos en oración sagrada ahora.
La presencia de Dios lo abarca todo y en Su presencia, estamos en paz.
La paz llena nuestros corazones mientras nos relajamos, respiramos profundamente y descansamos en una conciencia de la presencia del Dios en nosotros. Dios es nuestra fortaleza, nuestra confianza de bien ilimitado.
“¿Me necesitas? Estoy aquí contigo.” Suavemente liberamos cualquier inquietud y nos hacemos receptivos a la paz… sabiduría… y el gozo. Al estar nuestros corazones en armonía con Dios, sentimos serenidad. Ahora, en este momento, sólo está Dios… y la bendición del amor divino. Sentimos que este amor nos envuelve y nos llena, en mente, cuerpo y alma, con infinita paz y gozo.
Al descansar en este momento tranquilo, nos relajamos y oramos ahora…
Comenzamos este nuevo año con confianza, con fe en que Dios ilumina nuestro camino.
Dios es nuestra fortaleza, nuestra fuente verdadera de guía en toda circunstancia. Hacemos una pausa y descansamos en la conciencia de que Dios está verdaderamente en nosotros como una presencia amorosa y luz guiadora.
Con corazones en armonía con Dios, nos sentimos llenos de gratitud y sabemos que somos guiados a nuestro bien. Suavemente liberamos cualquier duda o inquietud y dejamos que la paz y la confianza llenen nuestras mentes y nuestros corazones.
Dios alumbra nuestro camino e ilumina el sendero delante de nosotros. Sabemos lo que tenemos que hacer. Con fe en Dios y anticipando la respuesta a la oración, regresamos a la quietud de la oración…
La energía divina revive nuestras mentes y nuestros cuerpos. Recibimos renovación.
Dios es nuestra fortaleza y la fuente de energía sanadora y vitalidad. Damos gracias por esta verdad al acudir a nuestro interior. Respiramos profundamente ahora y llenamos nuestros pulmones de la vida divina. Mientras respiramos, sentimos esta energía poderosa que se mueve en nosotros para restaurar salud y vitalidad. Al exhalar, dejamos ir cualquier pensamiento de imperfección y nos relajamos en la amorosa presencia de Dios.
Escuchamos el susurro de la promesa: ¿Me necesitas? Estoy aquí contigo. Dios está con nosotros como una corriente sana-dora de forta-leza renovadora. Con Dios somos saludables en mente, cuerpo y espíritu.
Con gratitud, respiramos profundamente ahora y afirmamos salud y plenitud al orar&
Dios nos creó para llevar una vida de abundancia. Aceptamos nuestro bien.
Dios es nuestra fortaleza y nuestra fuente de abundancia ilimitada. Sostenemos este pensamiento ahora para afirmar prosperidad. La abun-dancia, nuestras relaciones personales, nuestras expresiones creativas, nuestros pensamientos e ideas y nuestras obras llenan nuestras vidas. Con todo esto y más, vivimos disfrutando de prosperidad y satisfacción.
¿Me necesitas? Estoy aquí contigo. En estos momentos fervorosos, sentimos la presencia de Dios en nosotros que amorosa-mente nos guía a una vida abundante. Todo lo que deseamos ya es nuestro por medio de la provisión omnisciente de Dios.
Nos relajamos conscientes de la abundancia del universo y damos gracias por el bien que fluye a nosotros ahora y siempre. Al afirmar y reclamar el bien que es nuestro, oramos&
En esta temporada de amor, compartimosnuestros regalos de paz con el mundo.
Visualizamos ahora a toda la gente unida en espíritu, viviendo en paz y armonía. Afirmamos que cada persona es guiada divina-mente y está llena de comprensión en mente y corazón.
Sabemos que la presencia armoniza-dora de Dios mora en cada ciudadano, líder, país y circunstancia para establecer paz en el mundo.
Afirmando armonía, cooperación y comprensión para todos, oramos ahora&
Al terminar este tiempo de oración, damos gracias por el espíritu de unidad y por las muchas bendiciones que se revelarán a nosotros en las semanas y los meses venideros. Agradecemos la presencia amorosa de Dios que siempre está con nosotros para sustentarnos plenamente.
Mantenemos esta verdad en nuestros corazones mientras oramos juntos la Oración de protección:
La luz de Dios nos rodea;el amor de Dios nos envuelve;el poder de Dios nos protege;la presencia de Dios vela por nosotros.¡Dondequiera que estamos, está Dios!
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Hace 4 años
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