Hadas Del Aire Y Del Fuego
Los duendes y hadas asociados con el aire se conocen como “sílfides”, están dotados de alas y pueblan numerosos libros infantiles ilustrados. Estas imágenes fueron popularizadas durante la Inglaterra victoriana.
Algunos ejemplos de duendes del aire son: el luminoso Soulthirlandés, la Star Folk de la tribu algonquina, el Atua de Polinesia, así como las hadas buenas de las leyendas persas, que van dejando rastros de hermoso perfume por donde vuelan.
Existen duendes que desatan fenómenos atmosféricos como ciclones, e incluso pueden atacar naves voladoras. Ejemplos de estos pícaros seres son el Spriggans de Cornwall, el Vily de Slavonia, elVintoasele de Serbia y Croacia, el Rusali de Rumania y el traviesoFolletti de Italia.
Y el ser asociado al fuego es la salamandra, un espíritu elemental muy apreciado por los alquimistas durante el Renacimiento. Asociado con el fuego encontramos a los duendes Djinn -de origen persa y comportamiento malévolo- así como a Drakes (o Drachen), un habitante de las islas británicas.
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Algunas historias describen hadas y duendes que protegen las chimeneas, como el Gabijade Lituania y el Natrou-Monsieur de Francia. El egipcio Muzayyaraes fogoso, galante y atractivo; se trata de un personaje popular incluido en los cuentos de esa región, al que le encanta cortejar a las hadas.
Aun cuando los duendes y las hadas son criaturas habituales en diversas mitologías del mundo entero, su universo fantástico más variado y numeroso se encuentra en Gran Bretaña, por ello la literatura inglesa los escoge con frecuencia como protagonistas o personajes de relativa importancia argumental.
Muchos romances del período medieval inglés mencionan hadas y duendes. Son hombres y mujeres que tienen poderes mágicos, viven en palacios encantados, falsifican armamentos mágicamente y hechizan o engañan a mortales inocentes. Recordemos que la Dama del Lago a quien Arturo ofreció su espada Excalibur era un hada.
Como decíamos antes, en los relatos del Rey Arturo, las hadas y duendes son muy frecuentes, así como en el resto de la tradición galesa y bretona. Incluso los Cuentos de Canterbury de G. Chaucer mencionan a una reina-elfo vinculada al antiguo cortejo artúrico.
Un romance francés del siglo XV, proveniente de Burdeos, se popularizó rápidamente en Inglaterra. Esta historia daba vida al Rey Oberon y a la Reina Mab, cuya corte estaba rodeada de caballeros.
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